El delantero panameño Cecilio Waterman vivió un momento de pura felicidad al recibir un regalo muy especial: la camiseta del Arsenal que le había prometido su ídolo, la leyenda francesa Thierry Henry.
La emotiva entrega fue compartida a través de las redes sociales de la Concacaf (@concacaf), donde se pudo apreciar la alegría del jugador al tener en sus manos la preciada prenda del conjunto gunner.
Un gesto que demuestra que Thierry Henry es, además de un crack histórico, un hombre de palabra, cumpliendo el sueño de Waterman y generando un recuerdo inolvidable para el atacante. Este tipo de historias virales demuestran la grandeza que rodea al fútbol.
Sebastián Beccacece, en declaraciones extraídas de una conferencia de prensa difundida por el canal de Youtube de la Federación Ecuatoriana de Fútbol, revivió con emoción su exitoso período en la Selección Chilena, un recuerdo que para muchos hinchas de la Roja parece haber "abierto una herida que parecía cerrada".
El exayudante técnico de Jorge Sampaoli, parte fundamental de la era más gloriosa del fútbol chileno con la conquista de dos Copas América, no escatimó en elogios al referirse a la calidad y mentalidad de los jugadores de la Generación Dorada. "Tuve la suerte de estar desde el 2012 hasta el 2015. Conozco muy bien la mentalidad del futbolista chileno", afirmó Beccacece.
Al recordar a los protagonistas, el estratega argentino enumeró a varias figuras clave: "Te podría nombrar esa generación de Bravo, Medel, Isla, Mena, Beausejour, que usábamos con Marcelo Díaz, Aránguiz, Arturo Vidal, Eduardo Vargas, Alexis Sánchez, Valdivia jugando de falso nueve".
Beccacece también destacó la riqueza táctica y el compromiso de todo el plantel: "Cuando queríamos meter una línea de tres, entraba Gato Silva, salía el Mago. Siempre teníamos el recambio de Pinilla. Jugadores que por ahí no jugaban mucho, pero sumaban como hermanos, como Fuenzalida, Millar".
Finalmente, el actual técnico reafirmó su profundo vínculo con Chile y su conocimiento del jugador nacional, forjado durante varios años en el país. "Entonces yo conozco mucho al futbolista chileno. Estuve ocho años, viví seis años en Santiago y Rancagua. Mi hija más chica nació ahí. Entonces sé muy bien que ellos van a jugar su carta como tiene que ser", concluyó, dejando una estela de nostalgia entre los seguidores del fútbol chileno.
El fervor por Colo Colo no conoce fronteras, y así lo demostró un hincha inglés que, apenas aterrizó en Santiago, se dirigió directamente al Estadio Monumental para vivir la pasión alba. Las cámaras de Minuto 90, con el periodista Matías Acuña en terreno, captaron las impresiones de este fanático en la previa de un encuentro del Cacique.
El turista, en su primer día de vacaciones en Chile, no dudó en hacer del partido de Colo Colo su primera parada. "Primer día. Directo aquí. Directo al partido", comentó, explicando su motivación: "Bueno, el equipo más grande de Chile... tenía que venir a verlo, ¿no?". Originario de Inglaterra, donde el fútbol es una religión, el aficionado se mostró ansioso por experimentar el ambiente local.
El hincha quedó maravillado con la atmósfera que se vive en el reducto de Macul: "La atmósfera es increíble. Debería ser como un partido europeo. Ojalá como uno de los mejores, como el Barcelona o algo así", señaló el aficionado, visiblemente entusiasmado y comparando la experiencia con las grandes plazas del fútbol mundial.
A pesar de su entusiasmo, el fanático se quedó con las ganas de ver en cancha a una de las máximas figuras albas. "Vidal está jugando, qué bueno verlo", expresó con ilusión. Sin embargo, según se desprende de la publicación, no pudo presenciar al 'King' Arturo Vidal en esta ocasión. Pese a ello, la experiencia de vivir un partido de Colo Colo en el Monumental seguramente quedará grabada en su memoria.
Para muchos, el verdadero peak futbolístico no se vivió en estadios profesionales, sino en el patio del colegio. Esos inolvidables 15 minutitos de recreo se transformaban en una auténtica final donde cada curso lo daba todo para demostrar quién era el mejor.
Como bien recuerda un video viral que está circulando, nadie nos podrá convencer de lo contrario: no había nada mejor que jugarse la vida en esos breves encuentros, aunque eso significara volver a la sala de clases completamente transpirado y agotado 🥵. Era la instancia perfecta para dejar en claro cuál curso mandaba en la cancha.
La nostalgia por esos momentos es un sentimiento compartido por muchos. Y tú, ¿con qué amigo o amiga la dejaban chiquitita en el recreo? ¡Etiquétalo y comparte esos recuerdos imborrables! ✨⚽
Créditos al video original: @rodrigol.pe
El verano llegó a su fin y con la llegada de marzo, las vacaciones son oficialmente un recuerdo. Es tiempo de volver a las aulas y retomar las responsabilidades, pero ¡atención! porque el mes también marca el regreso de la intensidad futbolística en todos los frentes.
Si bien para muchos el retorno a la rutina puede costar, el calendario deportivo se presenta cargado de emociones. Los fanáticos del fútbol tendrán múltiples razones para encender la pasión, ya que marzo trae consigo una agenda imperdible.
Prepárense, porque se viene un mes con toda la acción del Campeonato Nacional, las siempre cruciales Clasificatorias Sudamericanas, la prestigiosa Copa Libertadores y la emocionante Copa Sudamericana. Así que, a levantar el ánimo y a empezar el año con la mejor actitud futbolera.
Y tú, ¿cómo llevas la vuelta? ¿Te costó levantarte hoy? ¡Cuéntanos!
¡Simplemente espectacular! La delantera mexicana Jacqueline "la Maga" Ovalle se robó todas las miradas y aplausos con una definición de antología en el vibrante duelo entre Tigres Femenil y Chivas en el fútbol mexicano.
La talentosa jugadora de Tigres se despachó una maniobra increíble, una especie de escorpión, que dejó sin opciones a la portera rival y que ya levanta la mano como un serio candidato al Premio Puskas. La calidad y audacia de la ejecución fueron de tal calibre que la comparación con el galardón al mejor gol del año es inevitable.
El tanto fue tan brutal que en redes sociales ya se debate intensamente: ¿Es este el mejor gol del 2025 por ahora? Una joya que, sin duda, dará la vuelta al mundo.
El fútbol tiene memoria. Y a veces, esa memoria duele.
El video no es largo, pero es suficiente. Muestra momentos que, para los hinchas de Universidad de Chile, no son solo recuerdos: son heridas. Derrotas que calaron hondo, errores que costaron partidos importantes, burlas rivales que se quedaron grabadas.
No es casual el título: “Azules, miren a otro lado”. Porque hay cosas que, cuando se acumulan, se hacen insoportables. Y ver tantos tropiezos juntos en una sola publicación es como ver un resumen cruel de lo que fue una década difícil.
Pero también es una radiografía. Una que muestra el contraste entre la historia gigante del club y el presente que no termina de levantar. Porque la “U” no es un equipo más. Es un símbolo. Y cuando un símbolo tambalea, no duele solo en la tabla de posiciones: duele en la identidad.
Para los rivales, este tipo de contenido puede ser motivo de risa. Pero para el hincha azul, es otra cosa. Es frustración. Es impotencia. Es esa sensación de saber que el escudo pesa, pero hoy no se respeta como antes.
Y sin embargo, también puede ser un punto de partida. Porque mirar al pasado, por más incómodo que sea, también puede servir para recordar lo que se fue… y lo que aún puede volver. El equipo que dio vuelta finales. El que llenó estadios. El que se reinventó en medio del barro.
No se trata de quedarse pegado en la derrota. Se trata de mirarla con los ojos abiertos, aprender, reconstruir. Porque el verdadero hincha no mira para otro lado. Mira de frente. Incluso cuando duele.
Y tal vez, en esa honestidad, comience la recuperación.
Las derrotas duelen. Pero hay algunas que dejan algo más que frustración: dejan heridas en el orgullo. Eso fue lo que sintió Gabriel Garay, referente del fútbol peruano, tras la dura derrota de su selección ante Venezuela por 3 a 0 en el Sudamericano Sub-20.
La reacción de Garay fue visceral. Auténtica. Dolida. “Somos cojudos”, lanzó sin filtros, expresando el sentir de muchos que vieron a un equipo sin alma, superado en cada rincón de la cancha. Su crítica no fue dirigida a un jugador en particular. Fue una interpelación al grupo, al compromiso, al carácter, a la identidad.
No es la primera vez que una figura del fútbol peruano eleva la voz. Pero lo de Garay tuvo otra resonancia. Porque vino desde el dolor, desde el amor propio, desde el deseo de que la camiseta pese. De que se entienda que no se puede jugar un torneo internacional sin dejar todo.
Venezuela fue superior, sí. Pero lo que más dolió fue la actitud. El equipo no compitió. Y eso, en este tipo de torneos, se paga caro. Garay lo sabe. Lo vivió. Y por eso se enfurece.
Estas palabras no buscan destruir. Buscan despertar. Porque en cada generación juvenil está el futuro de una selección. Y si no se reacciona a tiempo, los fracasos se repiten.
Garay habló desde las tripas. Desde la impotencia. Desde el deseo de ver a su país volver a competir en serio. Y en ese sentido, su enojo no fue exagerado. Fue necesario.
Porque a veces, para cambiar, hay que gritar primero.