La Copa es otra cosa: pasión, mística y presión máxima

La Copa es otra cosa: pasión, mística y presión máxima

La Copa es otra cosa. Esa fue la frase más repetida en los comentarios tras el arranque de una nueva edición del certamen más importante a nivel de clubes del continente. No es solo un torneo más. Es una competencia donde cada segundo cuenta, donde la presión es distinta y donde el fútbol se vive con una intensidad inigualable.

Así lo reconocieron los propios protagonistas, quienes coinciden en que disputar la Copa Libertadores no se parece a nada. “Se juega con otra mística, con otra garra, con otra pasión”, decían algunos. Y es que en esta competencia no basta con talento. Se necesita carácter, convicción, temple para resistir y audacia para ir a buscar.

Los errores se pagan más caro. Los triunfos se celebran con más alma. Cada partido es una final. Y eso se refleja en la cancha y en la tribuna. La Copa es un escenario donde nacen ídolos y también donde se derrumban certezas.

Chile, que sabe de gloria reciente en esta competencia, enfrenta un nuevo desafío con una generación en plena transición. El recuerdo de las Copas ganadas en 2015 y 2016 sigue vivo, pero el presente exige nuevos nombres, nuevas historias.

Y ahí está el punto clave: en la Copa no hay margen. La exigencia es máxima. Pero también lo es la oportunidad. Cada jugador que entra sabe que puede dejar huella, que puede ganarse un lugar en la memoria colectiva.

Porque sí, la Copa es otra cosa. Y quien no lo entienda, no dura mucho.

Y para quienes la siguen desde afuera, también es especial. Cada gol, cada polémica, cada momento tenso se vive con el corazón en la mano. Porque cuando el fútbol se juega con esta intensidad, se transforma en algo más que un deporte: se transforma en identidad.

La Copa es otra cosa. Esa fue la frase más repetida en los comentarios tras el arranque de una nueva edición del certamen más importante a nivel de clubes del continente. No es solo un torneo más. Es una competencia donde cada segundo cuenta, donde la presión es distinta y donde el fútbol se vive con una intensidad inigualable.

Así lo reconocieron los propios protagonistas, quienes coinciden en que disputar la Copa Libertadores no se parece a nada. “Se juega con otra mística, con otra garra, con otra pasión”, decían algunos. Y es que en esta competencia no basta con talento. Se necesita carácter, convicción, temple para resistir y audacia para ir a buscar.

Los errores se pagan más caro. Los triunfos se celebran con más alma. Cada partido es una final. Y eso se refleja en la cancha y en la tribuna. La Copa es un escenario donde nacen ídolos y también donde se derrumban certezas.

Chile, que sabe de gloria reciente en esta competencia, enfrenta un nuevo desafío con una generación en plena transición. El recuerdo de las Copas ganadas en 2015 y 2016 sigue vivo, pero el presente exige nuevos nombres, nuevas historias.

Y ahí está el punto clave: en la Copa no hay margen. La exigencia es máxima. Pero también lo es la oportunidad. Cada jugador que entra sabe que puede dejar huella, que puede ganarse un lugar en la memoria colectiva.

Porque sí, la Copa es otra cosa. Y quien no lo entienda, no dura mucho.

Y para quienes la siguen desde afuera, también es especial. Cada gol, cada polémica, cada momento tenso se vive con el corazón en la mano. Porque cuando el fútbol se juega con esta intensidad, se transforma en algo más que un deporte: se transforma en identidad.

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Cote Urrutia: el difícil camino de ser madre y jugadora

En una nueva entrega de su espacio, la periodista Grace Lazcano aborda una realidad cruda y a menudo invisibilizada en el fútbol femenino: las complejidades de migrar para desarrollar una carrera internacional, especialmente cuando se es madre. La invitada para profundizar en este tema fue la destacada delantera nacional María José "Cote" Urrutia.

Urrutia, con experiencia en el fútbol brasileño, compartió su vivencia personal, profundamente marcada por la distancia con su hija. "Yo si no he jugado fuera es por mi hija", confesó de entrada. Al recordar su paso por Brasil, detalló: "Tomé la decisión en ese momento de irme a Brasil. Era porque eran seis meses, porque aunque fueron seis meses, sí lo pasé mal. Me perdí su primer día de clase, me perdí otro cumpleaños, me perdí un día de la mamá, me perdí cosas que al final quizás a los hombres no le duelen tanto. Yo sí lo pasé mal", sinceró la atacante.

La conversación puso de manifiesto la abismal diferencia con el fútbol masculino. Lazcano apuntó a cómo jamás se cuestiona a un futbolista hombre sobre el cuidado de sus hijos al partir al extranjero: "¿Algo que jamás, jamás, jamás se ha escuchado con un futbolista hombre, oye, y se va de Chile? ¿Y qué va a hacer con la hija?", reflexionó la periodista. Urrutia complementó esta visión, señalando: "En el femenino hasta el día de hoy es muy difícil poder llevarte a tu familia contigo... A ellos [los hombres] no los llevan a vivir con alguien más cuando se van por fuera. O sea, al tiro tienen sus casas, sus cosas y pueden llevarse a toda la familia. Es totalmente diferente".

La delantera explicó que las condiciones de asentamiento son dispares, ya que a diferencia de sus colegas varones, las jugadoras en muchos casos no reciben las facilidades para vivir con sus familias y deben compartir vivienda. "Se habla del profesionalismo, de otros lugares, no sé, pero la realidad es que las jugadoras en muchos países, en la gran mayoría de las ligas, viven con más jugadoras. O sea, te llevan a vivir como no te alcanza para ir la jugadora sola y que viva con su familia y sola", detalló Lazcano. Ante esta realidad, Urrutia reafirmó su postura: "Por eso en ese momento tomé esa decisión de poder tener esa vivencia, de poder salir del país a jugar. Por eso no lo he hecho más tampoco. Porque si yo no me voy con la Sofi, para mí es súper difícil. Yo no podría dejarla aquí".

Un testimonio revelador que expone las barreras adicionales que enfrentan las mujeres en el deporte profesional. Mira completa en YouTube la entrevista de @gracelazcano a @coteurrutia9, donde la delantera conversa sobre su presente futbolístico, su inolvidable momento en los Panamericanos, y también de su aventura en el extranjero.

Inglés alucina con el Monumental

El fervor por Colo Colo no conoce fronteras, y así lo demostró un hincha inglés que, apenas aterrizó en Santiago, se dirigió directamente al Estadio Monumental para vivir la pasión alba. Las cámaras de Minuto 90, con el periodista Matías Acuña en terreno, captaron las impresiones de este fanático en la previa de un encuentro del Cacique.

El turista, en su primer día de vacaciones en Chile, no dudó en hacer del partido de Colo Colo su primera parada. "Primer día. Directo aquí. Directo al partido", comentó, explicando su motivación: "Bueno, el equipo más grande de Chile... tenía que venir a verlo, ¿no?". Originario de Inglaterra, donde el fútbol es una religión, el aficionado se mostró ansioso por experimentar el ambiente local.

El hincha quedó maravillado con la atmósfera que se vive en el reducto de Macul: "La atmósfera es increíble. Debería ser como un partido europeo. Ojalá como uno de los mejores, como el Barcelona o algo así", señaló el aficionado, visiblemente entusiasmado y comparando la experiencia con las grandes plazas del fútbol mundial.

A pesar de su entusiasmo, el fanático se quedó con las ganas de ver en cancha a una de las máximas figuras albas. "Vidal está jugando, qué bueno verlo", expresó con ilusión. Sin embargo, según se desprende de la publicación, no pudo presenciar al 'King' Arturo Vidal en esta ocasión. Pese a ello, la experiencia de vivir un partido de Colo Colo en el Monumental seguramente quedará grabada en su memoria.