Cuando se habla de los máximos goleadores del fútbol chileno, los primeros nombres que vienen a la mente suelen ser los de Marcelo Salas, Iván Zamorano o Esteban Paredes. Todos referentes, todos ídolos, todos con trayectorias que marcaron época. Pero hay un nombre que, con perfil más bajo pero eficacia demoledora, se alza por sobre todos en una estadística indiscutible: el goleador histórico del fútbol chileno es Osvaldo "Pata Bendita" Castro.
En esta columna, Cristián Arcos nos cuenta la historia del legendario goleador.
Charles Aránguiz está de regreso en la Selección Chilena y no podemos estar más contentos.
Las redes sociales de La Roja compartieron estos registros de el "Príncipe" junto a sus compañeros, el lugar que nunca debió abandonar.
Sin duda, Charles es todo lo que está bien.
Carlos Caszely, Fernanda Pinilla, Pedro Carcuro, Sergio Vargas, Marcelo Barticciotto, Edson Puch, Claudio Palma, Iván Zamorano...
Podemos estar todo el día nombrando leyendas que están en Minuto op
¿Y tú qué estás esperando para sumarte?
¿Destino Sudamérica?
En su columna, Renzo Luvecce nos trae una reflexión sobre lo que ha sido el presente y pasado inmediato de Alexis Sánchez en el Udinese.
Su segunda etapa en el club italiano ha estado marcada por lesiones y falta de continuidad, además de una serie de rumores que lo ubican de vuelta en el continente americano.
Se ha hablando de la MLS, del América de México, de River Plate y, por supuesto, de la Universidad de Chile.
Pero, ¿qué pasará finalmente con Alexis? Lo sabremos dentro de un par de meses.
En Sudamérica, las puertas para el crack están siempre abiertas.
Por estos días, donde la polémica, la desinformación y los intereses cruzados parecen tomar protagonismo en el fútbol chileno, una frase vuelve a tomar fuerza: hay que cuidar el fútbol. No se trata de una consigna vacía, sino de un llamado urgente desde dentro del mismo deporte.
Porque el fútbol no solo se juega en la cancha. Se juega en los pasillos de los clubes, en las oficinas de los dirigentes, en las decisiones de los árbitros y en el relato de los medios. Se juega también en la relación con los hinchas, en la credibilidad del torneo, en el respeto por los valores que le dieron sentido a este juego desde sus inicios.
La reflexión es clara: si no se protege el espíritu del fútbol, lo demás pierde valor. Si se privilegia la conveniencia por sobre la justicia deportiva, si se manipula el reglamento según la camiseta, si se debilita la transparencia institucional, el espectáculo termina vaciándose.
Y por eso, figuras del entorno futbolero —jugadores, entrenadores, periodistas— han levantado la voz. No desde la polémica gratuita, sino desde la preocupación real. Porque saben que cuando el fútbol se mancha, pierde su conexión con la gente. Y sin esa conexión, no queda nada.
Cuidar el fútbol es respetar al hincha. Es no banalizar las reglas. Es formar con ética. Es mirar a largo plazo. Es exigir lo mismo a todos. Es entender que detrás de cada partido hay historia, hay esfuerzo, hay comunidad.
Hoy, más que nunca, esa frase debe dejar de ser un eslogan y convertirse en acción. Porque cuidar el fútbol es cuidarnos a todos. A los que jugamos, a los que relatamos, a los que soñamos.
Y si aún hay tiempo, cuidémoslo. Antes de que sea tarde.
La Selección Chilena se prepara para su próximo desafío con una certeza que se repite cada vez más en la conversación futbolera nacional: hay plantel. Atrás quedaron los años en que una baja en la oncena titular era sinónimo de preocupación. Hoy, la banca de suplentes también promete.
Lo dijo Jean Beausejour, lo comentan los medios, lo perciben los hinchas. La Roja tiene fondo de armario, y eso en torneos exigentes como la Copa América puede marcar la diferencia. Ya no se trata solo de once nombres que entran a la cancha. Se trata de un grupo amplio, competitivo, con variantes y perfiles distintos.
Basta mirar las alternativas. Jugadores que en otros tiempos eran fijos en la titular hoy esperan su oportunidad con humildad y hambre. Jóvenes que vienen empujando fuerte, experimentados con rodaje internacional, especialistas en roles clave. Todos con una misma misión: sumar cuando les toque.
Esta profundidad de plantel permite soñar con rotaciones sin perder nivel, con estrategias flexibles, con la capacidad de adaptarse a distintos rivales. Pero también es una señal del trabajo serio que se viene haciendo en la interna. Gareca ha logrado algo que parecía perdido: armar un equipo con competencia interna sana, sin egos desbordados y con roles bien definidos.
Chile no solo tiene una generación nueva en crecimiento. También tiene nombres consolidados, y sobre todo, un cuerpo técnico que cree en el colectivo por sobre las individualidades.
El torneo está a la vuelta de la esquina. Y si bien los partidos se ganan en la cancha, contar con una banca fuerte es una ventaja táctica, emocional y estratégica.
Hay plantel. Y con eso, hay motivos para ilusionarse.
Si hoy en Chile existe una chispa de ilusión futbolera, es en gran parte gracias a lo que representa Ricardo Gareca. Así lo expresó Jean Beausejour, referente de la generación dorada y voz autorizada del camarín chileno. Sus palabras no fueron exageradas ni románticas: fueron un diagnóstico certero de un ambiente que comienza a recuperar fe.
Después de años marcados por la frustración, por las despedidas de ídolos y por un recambio que nunca terminó de consolidarse, la llegada del “Tigre” ha devuelto algo que parecía extraviado: el entusiasmo. No es que ahora todo sea perfecto, ni que Chile se haya convertido en potencia. Pero hay señales. Hay juego. Hay conexión.
Beausejour lo explicó con claridad: “Si hoy hay ilusión, es gracias a Gareca. Por lo que él representa. Por su forma de comunicar. Por lo que transmite a los jugadores”. Y eso, viniendo de alguien que supo lo que es levantar una Copa América y compartir camarín con los mejores, tiene peso.
Lo que ilusiona no es solo la táctica o los nombres nuevos. Es la sensación de que hay una idea clara. Que hay orden. Que el equipo juega con convicción. Que los referentes respetan al entrenador. Que los jóvenes tienen espacio para crecer.
Gareca no promete milagros. Pero sí trabajo, coherencia y compromiso. Y eso, en un fútbol muchas veces caótico como el chileno, ya es una revolución.
Sí, hay ilusión. Y esta vez no nace del marketing ni de la nostalgia. Nace del fútbol. Y de la esperanza de que, por fin, el camino de la Roja vuelva a ser competitivo.
Bien, fantástico. La verdad que es el primer día después de la operación donde pude entrenar con normalidad. Esas fueron las palabras de Fernando Zampedri tras su regreso a las canchas. Pero más allá de la declaración, lo que dijo su fútbol fue aún más fuerte: volvió, hizo un gol y se reencontró con su gente como si nunca se hubiera ido.
El delantero argentino, ídolo indiscutido de Universidad Católica, enfrentó una recuperación compleja. Pero su regreso fue a lo grande, como nos tiene acostumbrados. Con carácter, con olfato goleador, con esa energía que transforma al equipo cada vez que pisa el área.
Zampedri no solo es el capitán de este equipo. Es el alma competitiva de los cruzados. Cuando no está, se nota. Y cuando vuelve, también. Su gol no fue solo una estadística: fue una señal. Una que dice que la UC puede volver a pelear con su referencia ofensiva en plenitud.
El estadio San Carlos de Apoquindo explotó con su tanto. Porque más allá del resultado, el hincha celebra los símbolos. Y el Toro lo es. Por constancia, por entrega, por esos goles que han sostenido temporadas completas.
En tiempos de incertidumbre y transiciones, contar con un líder como Zampedri es una bendición para el camarín. Y su regreso, más allá de lo físico, representa un impulso emocional para todo el plantel.
Porque hay jugadores que son importantes por lo que hacen. Pero otros, como el Toro, lo son también por lo que representan.
Grande, Zampedri. Una vez más.