Hay plantel: la banca de lujo que ilusiona a la Roja

Hay plantel: la banca de lujo que ilusiona a la Roja

La Selección Chilena se prepara para su próximo desafío con una certeza que se repite cada vez más en la conversación futbolera nacional: hay plantel. Atrás quedaron los años en que una baja en la oncena titular era sinónimo de preocupación. Hoy, la banca de suplentes también promete.

Lo dijo Jean Beausejour, lo comentan los medios, lo perciben los hinchas. La Roja tiene fondo de armario, y eso en torneos exigentes como la Copa América puede marcar la diferencia. Ya no se trata solo de once nombres que entran a la cancha. Se trata de un grupo amplio, competitivo, con variantes y perfiles distintos.

Basta mirar las alternativas. Jugadores que en otros tiempos eran fijos en la titular hoy esperan su oportunidad con humildad y hambre. Jóvenes que vienen empujando fuerte, experimentados con rodaje internacional, especialistas en roles clave. Todos con una misma misión: sumar cuando les toque.

Esta profundidad de plantel permite soñar con rotaciones sin perder nivel, con estrategias flexibles, con la capacidad de adaptarse a distintos rivales. Pero también es una señal del trabajo serio que se viene haciendo en la interna. Gareca ha logrado algo que parecía perdido: armar un equipo con competencia interna sana, sin egos desbordados y con roles bien definidos.

Chile no solo tiene una generación nueva en crecimiento. También tiene nombres consolidados, y sobre todo, un cuerpo técnico que cree en el colectivo por sobre las individualidades.

El torneo está a la vuelta de la esquina. Y si bien los partidos se ganan en la cancha, contar con una banca fuerte es una ventaja táctica, emocional y estratégica.

Hay plantel. Y con eso, hay motivos para ilusionarse.

La Selección Chilena se prepara para su próximo desafío con una certeza que se repite cada vez más en la conversación futbolera nacional: hay plantel. Atrás quedaron los años en que una baja en la oncena titular era sinónimo de preocupación. Hoy, la banca de suplentes también promete.

Lo dijo Jean Beausejour, lo comentan los medios, lo perciben los hinchas. La Roja tiene fondo de armario, y eso en torneos exigentes como la Copa América puede marcar la diferencia. Ya no se trata solo de once nombres que entran a la cancha. Se trata de un grupo amplio, competitivo, con variantes y perfiles distintos.

Basta mirar las alternativas. Jugadores que en otros tiempos eran fijos en la titular hoy esperan su oportunidad con humildad y hambre. Jóvenes que vienen empujando fuerte, experimentados con rodaje internacional, especialistas en roles clave. Todos con una misma misión: sumar cuando les toque.

Esta profundidad de plantel permite soñar con rotaciones sin perder nivel, con estrategias flexibles, con la capacidad de adaptarse a distintos rivales. Pero también es una señal del trabajo serio que se viene haciendo en la interna. Gareca ha logrado algo que parecía perdido: armar un equipo con competencia interna sana, sin egos desbordados y con roles bien definidos.

Chile no solo tiene una generación nueva en crecimiento. También tiene nombres consolidados, y sobre todo, un cuerpo técnico que cree en el colectivo por sobre las individualidades.

El torneo está a la vuelta de la esquina. Y si bien los partidos se ganan en la cancha, contar con una banca fuerte es una ventaja táctica, emocional y estratégica.

Hay plantel. Y con eso, hay motivos para ilusionarse.

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Insólito en Paraguay: ni credenciales ni paciencia

A veces el fútbol sudamericano nos regala postales que parecen sacadas de una comedia. Esta vez fue el turno del Estadio Defensores del Chaco, en Paraguay, donde se vivió una situación digna de un sketch: periodistas chilenos intentando ingresar al recinto... y siendo detenidos por no tener credencial. ¿Lo curioso? Tampoco los paraguayos tenían.

En medio de la previa del duelo entre Chile y Paraguay, la confusión reinó en los accesos. Las autoridades encargadas de la seguridad, visiblemente desbordadas, no permitieron el ingreso a los medios nacionales, generando un momento tan absurdo como real: nadie podía entrar. Ni los de allá, ni los de acá.

“Usted entenderá que no podemos entrar ninguno si no tienen credencial”, decía un funcionario, mientras los periodistas intentaban explicar que estaban autorizados y que la desorganización no era culpa suya. Pero no hubo caso. El protocolo fue más fuerte que la lógica. Y así, quienes debían informar desde adentro, se quedaron fuera.

Este tipo de episodios, aunque parezcan anecdóticos, reflejan un problema de fondo en la organización de eventos internacionales. La falta de coordinación, el exceso de burocracia y la ausencia de soluciones prácticas terminan empañando lo que debería ser una fiesta del fútbol.

Al final, el partido se jugó. Pero la anécdota quedó. Porque en el fútbol sudamericano, la cancha a veces empieza en la puerta del estadio. Y ahí, como en el juego mismo, también hay que saber gambetear.

Insólito, sí. Pero tristemente familiar.