"Vamos colocolito": el aliento de niño carismático

"Vamos colocolito": el aliento de niño carismático

La fiebre por Colo Colo está en su punto más alto, y la ansiedad de los hinchas albos es palpable en la previa del crucial encuentro de esta noche. Un reflejo perfecto de esta emoción es un video viral que se ha tomado las redes, protagonizado por un pequeño fanático.

En el registro, compartido originalmente por la usuaria @vaniaalejandraaa en Instagram, se puede apreciar la genuina e incontenible ilusión de un niño. Con cánticos improvisados que incluyen la palabra "campeón", menciones a "golitos" y la pasión a flor de piel, el pequeño ya está contando las horas para el trascendental duelo ante Fortaleza por la Copa Libertadores 🏆, encarnando el sentir de miles de seguidores del Cacique.

La publicación original acompaña el video con la pregunta que muchos se hacen en estas jornadas: "¿CÓMO SE PASA MÁS RÁPIDO EL DÍA?". Sin duda, una interrogante que resuena en cada rincón colocolino mientras esperan el pitazo inicial.

La fiebre por Colo Colo está en su punto más alto, y la ansiedad de los hinchas albos es palpable en la previa del crucial encuentro de esta noche. Un reflejo perfecto de esta emoción es un video viral que se ha tomado las redes, protagonizado por un pequeño fanático.

En el registro, compartido originalmente por la usuaria @vaniaalejandraaa en Instagram, se puede apreciar la genuina e incontenible ilusión de un niño. Con cánticos improvisados que incluyen la palabra "campeón", menciones a "golitos" y la pasión a flor de piel, el pequeño ya está contando las horas para el trascendental duelo ante Fortaleza por la Copa Libertadores 🏆, encarnando el sentir de miles de seguidores del Cacique.

La publicación original acompaña el video con la pregunta que muchos se hacen en estas jornadas: "¿CÓMO SE PASA MÁS RÁPIDO EL DÍA?". Sin duda, una interrogante que resuena en cada rincón colocolino mientras esperan el pitazo inicial.

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Eres eterno, Sapito: el legado que no se olvida

Hay personajes que traspasan el relato. Que no necesitan jugar para convertirse en parte esencial del fútbol. Que no marcaron goles, pero dejaron frases que todavía resuenan. Sergio Livingstone, el “Sapito”, es uno de ellos.

Un día como hoy, pero en 2012, el fútbol chileno perdió a una de sus voces más queridas. No solo por su conocimiento o su trayectoria, sino por su forma de estar. Porque el Sapito no era solo comentarista: era compañía. Era memoria viva del balompié nacional.

Su carrera comenzó mucho antes de la televisión. Fue arquero de la Universidad Católica y de la Selección Chilena, y defendió la camiseta con orgullo en los años 40. Pero su leyenda se construyó desde el micrófono, donde durante décadas enseñó, opinó, emocionó.

En las transmisiones de TVN, con esa voz cálida y esa mirada pausada, Livingstone fue parte de la infancia de muchos. No necesitaba gritar para ser escuchado. No necesitaba exagerar para emocionar. Bastaba una frase suya para elevar el análisis, para darle contexto a la jugada, para marcar el tono de la conversación.

Su relación con Pedro Carcuro fue histórica. Juntos narraron cientos de partidos, y su complicidad traspasó la pantalla. El Sapito se convirtió en una figura entrañable, respetada por generaciones de hinchas, colegas y futbolistas.

Hoy, a más de una década de su partida, el cariño sigue intacto. Porque hay personas que no se van. Que permanecen en las frases que repetimos, en los partidos que recordamos, en el cariño que no se olvida.

Eres eterno, Sapito. Porque el fútbol chileno no se entiende sin ti.

La Copa es otra cosa: pasión, mística y presión máxima

La Copa es otra cosa. Esa fue la frase más repetida en los comentarios tras el arranque de una nueva edición del certamen más importante a nivel de clubes del continente. No es solo un torneo más. Es una competencia donde cada segundo cuenta, donde la presión es distinta y donde el fútbol se vive con una intensidad inigualable.

Así lo reconocieron los propios protagonistas, quienes coinciden en que disputar la Copa Libertadores no se parece a nada. “Se juega con otra mística, con otra garra, con otra pasión”, decían algunos. Y es que en esta competencia no basta con talento. Se necesita carácter, convicción, temple para resistir y audacia para ir a buscar.

Los errores se pagan más caro. Los triunfos se celebran con más alma. Cada partido es una final. Y eso se refleja en la cancha y en la tribuna. La Copa es un escenario donde nacen ídolos y también donde se derrumban certezas.

Chile, que sabe de gloria reciente en esta competencia, enfrenta un nuevo desafío con una generación en plena transición. El recuerdo de las Copas ganadas en 2015 y 2016 sigue vivo, pero el presente exige nuevos nombres, nuevas historias.

Y ahí está el punto clave: en la Copa no hay margen. La exigencia es máxima. Pero también lo es la oportunidad. Cada jugador que entra sabe que puede dejar huella, que puede ganarse un lugar en la memoria colectiva.

Porque sí, la Copa es otra cosa. Y quien no lo entienda, no dura mucho.

Y para quienes la siguen desde afuera, también es especial. Cada gol, cada polémica, cada momento tenso se vive con el corazón en la mano. Porque cuando el fútbol se juega con esta intensidad, se transforma en algo más que un deporte: se transforma en identidad.