El relato que marcó a Claudio Palma: un gol para la historia

El relato que marcó a Claudio Palma: un gol para la historia

No todos los goles se gritan igual. Algunos se celebran desde el alma, otros se guardan en la memoria colectiva. Pero hay relatos que los transforman en leyenda. Para Claudio Palma, voz emblemática del fútbol chileno, hay uno que sobresale por sobre todos los demás.

Como reveló en Reino Fútbol, su relato más querido es el del gol de Mauricio Isla a Uruguay en la Copa América 2015.

No solo por lo emotivo, sino que por la construcción del relato y, obviamente, la instancia en que se jugaba.

Según el propio Palma, el del "Huaso" fue aún mejor que los gritados en los Mundiales y en la mismísima final de la Copa América.

Simplemente, imborrable.

No todos los goles se gritan igual. Algunos se celebran desde el alma, otros se guardan en la memoria colectiva. Pero hay relatos que los transforman en leyenda. Para Claudio Palma, voz emblemática del fútbol chileno, hay uno que sobresale por sobre todos los demás.

Como reveló en Reino Fútbol, su relato más querido es el del gol de Mauricio Isla a Uruguay en la Copa América 2015.

No solo por lo emotivo, sino que por la construcción del relato y, obviamente, la instancia en que se jugaba.

Según el propio Palma, el del "Huaso" fue aún mejor que los gritados en los Mundiales y en la mismísima final de la Copa América.

Simplemente, imborrable.

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Beausejour y la revancha personal que se celebra en silencio

Hay momentos en la carrera de un futbolista que no aparecen en los titulares, pero que lo cambian todo. Jean Beausejour vivió uno de esos instantes cuando, en plena concentración con la Selección Chilena, se enteró de que finalmente iba a ser titular. No era un partido cualquiera, no era una alineación más. Era la confirmación de que el trabajo, muchas veces silencioso y fuera de foco, finalmente había rendido frutos.

“Yo le había dicho a un par de compañeros que iba a jugar”, confesó tiempo después. Pero su reacción no fue de euforia ni de alegría desbordada. Fue de determinación. “No me vengan a abrazar ahora”, soltó. Porque Beausejour sabía que el fútbol está lleno de momentos en que se aplaude tarde, cuando la convicción ya viene de antes.

El lateral izquierdo, símbolo de la Generación Dorada, siempre tuvo una relación especial con la Roja. Con dos Mundiales encima, títulos con la camiseta de Chile y una carrera forjada con esfuerzo, su recorrido ha sido más de constancia que de flashes. Y en ese partido, cuando todos esperaban a otro, él demostró que todavía estaba para competir al más alto nivel.

Ese “no me vengan a abrazar ahora” no fue un desprecio. Fue una sentencia. Un mensaje para quienes dudan, para quienes aplauden solo cuando el éxito ya es evidente. Porque Beausejour nunca necesitó aprobación externa para rendir. Su motivación venía de adentro, de ese fuego que arde en los verdaderos profesionales.

En tiempos donde las carreras se construyen a golpe de viralizaciones y marketing, Beausejour nos recuerda que el fútbol sigue premiando a los que no bajan los brazos. A los que se preparan cuando nadie los ve. A los que hablan menos y corren más.

Y en silencio, como tantas veces, volvió a ganarse el respeto de todos.