Vidal explota contra Véjar: “No debería arbitrar”

Vidal explota contra Véjar: “No debería arbitrar”

Arturo Vidal no se guardó nada y expresó toda su frustración tras ser expulsado en la derrota de Colo Colo ante Audax Italiano. El "King" arremetió contra el arbitraje, a cargo de Fernando Véjar, y manifestó su preocupación por los importantes duelos que se perderá debido a la sanción.

En el post-partido, el volante de los albos fue tajante en su crítica al juez del encuentro. "Si un árbitro no tiene carácter para arbitrar un partido de Colo Colo, creo que no debería arbitrar", sentenció Vidal. Además, cuestionó el criterio para sancionarlo: "Si no aguanta que un jugador de alto nivel o un capitán le diga las cosas y te saquen amarilla... por eso creo que es de locos".

La expulsión por doble amonestación lo dejará automáticamente fuera del crucial partido contra Universidad Católica. Sin embargo, la mayor inquietud tanto para el jugador como para los hinchas es la posibilidad de perderse también el Superclásico ante Universidad de Chile. "Depende de lo que diga el informe del árbitro", reconoció Vidal, agregando con resignación que "si es que él dice algo... que invente algo, ya sería de locos".

Finalmente, el mediocampista aclaró el curioso momento en que, al salir de la cancha, le entregó la jineta de capitán a Vicente Pizarro en lugar de a Esteban Pavez. “Son jugadas en las que no me di ni cuenta. Le ofrecí a Pavez después, al ‘Bicho’, pero no sé, no me di cuenta”, explicó, dejando en evidencia que fue un acto producto del acalorado momento.

Arturo Vidal no se guardó nada y expresó toda su frustración tras ser expulsado en la derrota de Colo Colo ante Audax Italiano. El "King" arremetió contra el arbitraje, a cargo de Fernando Véjar, y manifestó su preocupación por los importantes duelos que se perderá debido a la sanción.

En el post-partido, el volante de los albos fue tajante en su crítica al juez del encuentro. "Si un árbitro no tiene carácter para arbitrar un partido de Colo Colo, creo que no debería arbitrar", sentenció Vidal. Además, cuestionó el criterio para sancionarlo: "Si no aguanta que un jugador de alto nivel o un capitán le diga las cosas y te saquen amarilla... por eso creo que es de locos".

La expulsión por doble amonestación lo dejará automáticamente fuera del crucial partido contra Universidad Católica. Sin embargo, la mayor inquietud tanto para el jugador como para los hinchas es la posibilidad de perderse también el Superclásico ante Universidad de Chile. "Depende de lo que diga el informe del árbitro", reconoció Vidal, agregando con resignación que "si es que él dice algo... que invente algo, ya sería de locos".

Finalmente, el mediocampista aclaró el curioso momento en que, al salir de la cancha, le entregó la jineta de capitán a Vicente Pizarro en lugar de a Esteban Pavez. “Son jugadas en las que no me di ni cuenta. Le ofrecí a Pavez después, al ‘Bicho’, pero no sé, no me di cuenta”, explicó, dejando en evidencia que fue un acto producto del acalorado momento.

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La Copa es otra cosa: pasión, mística y presión máxima

La Copa es otra cosa. Esa fue la frase más repetida en los comentarios tras el arranque de una nueva edición del certamen más importante a nivel de clubes del continente. No es solo un torneo más. Es una competencia donde cada segundo cuenta, donde la presión es distinta y donde el fútbol se vive con una intensidad inigualable.

Así lo reconocieron los propios protagonistas, quienes coinciden en que disputar la Copa Libertadores no se parece a nada. “Se juega con otra mística, con otra garra, con otra pasión”, decían algunos. Y es que en esta competencia no basta con talento. Se necesita carácter, convicción, temple para resistir y audacia para ir a buscar.

Los errores se pagan más caro. Los triunfos se celebran con más alma. Cada partido es una final. Y eso se refleja en la cancha y en la tribuna. La Copa es un escenario donde nacen ídolos y también donde se derrumban certezas.

Chile, que sabe de gloria reciente en esta competencia, enfrenta un nuevo desafío con una generación en plena transición. El recuerdo de las Copas ganadas en 2015 y 2016 sigue vivo, pero el presente exige nuevos nombres, nuevas historias.

Y ahí está el punto clave: en la Copa no hay margen. La exigencia es máxima. Pero también lo es la oportunidad. Cada jugador que entra sabe que puede dejar huella, que puede ganarse un lugar en la memoria colectiva.

Porque sí, la Copa es otra cosa. Y quien no lo entienda, no dura mucho.

Y para quienes la siguen desde afuera, también es especial. Cada gol, cada polémica, cada momento tenso se vive con el corazón en la mano. Porque cuando el fútbol se juega con esta intensidad, se transforma en algo más que un deporte: se transforma en identidad.