¿Transparencia en duda? El sorteo de la Copa Sudamericana y el fantasma del amaño

¿Transparencia en duda? El sorteo de la Copa Sudamericana y el fantasma del amaño

Un nuevo capítulo de sospechas vuelve a encender las alarmas en el fútbol sudamericano. Esta vez, el protagonista es el reciente sorteo de la Copa Sudamericana, que dejó más dudas que certezas entre hinchas, dirigentes y periodistas deportivos.

Según diversas denuncias y reacciones en redes sociales, lo que debía ser una ceremonia de orden y transparencia terminó convirtiéndose en una escena digna de novela: cámaras que evitan mostrar el interior de las tómbolas, bolillas que se abren fuera de foco y una estructura poco clara en la secuencia de los equipos sorteados. El resultado: una sensación generalizada de desconfianza.

Lo más preocupante no es solo el hecho de que se sospeche del proceso, sino que la Conmebol ha cultivado una historia de antecedentes que no ayudan a calmar las aguas. Ya en ocasiones anteriores se había cuestionado la forma en que se organizan y ejecutan los sorteos continentales. Esta vez, el reclamo fue transversal.

Hinchas de distintos países, periodistas deportivos e incluso exjugadores alzaron la voz. “No puede ser que en 2024 todavía estemos hablando de esto”, comentó un exseleccionado nacional en un panel de debate. Y tiene razón. El fútbol sudamericano necesita más que buenas intenciones: requiere de procedimientos claros, visibles y auditables.

Este tipo de situaciones no solo perjudican la imagen del torneo, sino que también atentan contra la esencia del deporte: la competencia justa. Cuando se siembra la duda desde el inicio, el resto del camino queda manchado.

El fútbol, como espectáculo global, debe empezar por respetar a quienes lo sostienen: sus hinchas. Porque si la pelota se mancha desde el sorteo, todo lo que venga después queda bajo sospecha.

Un nuevo capítulo de sospechas vuelve a encender las alarmas en el fútbol sudamericano. Esta vez, el protagonista es el reciente sorteo de la Copa Sudamericana, que dejó más dudas que certezas entre hinchas, dirigentes y periodistas deportivos.

Según diversas denuncias y reacciones en redes sociales, lo que debía ser una ceremonia de orden y transparencia terminó convirtiéndose en una escena digna de novela: cámaras que evitan mostrar el interior de las tómbolas, bolillas que se abren fuera de foco y una estructura poco clara en la secuencia de los equipos sorteados. El resultado: una sensación generalizada de desconfianza.

Lo más preocupante no es solo el hecho de que se sospeche del proceso, sino que la Conmebol ha cultivado una historia de antecedentes que no ayudan a calmar las aguas. Ya en ocasiones anteriores se había cuestionado la forma en que se organizan y ejecutan los sorteos continentales. Esta vez, el reclamo fue transversal.

Hinchas de distintos países, periodistas deportivos e incluso exjugadores alzaron la voz. “No puede ser que en 2024 todavía estemos hablando de esto”, comentó un exseleccionado nacional en un panel de debate. Y tiene razón. El fútbol sudamericano necesita más que buenas intenciones: requiere de procedimientos claros, visibles y auditables.

Este tipo de situaciones no solo perjudican la imagen del torneo, sino que también atentan contra la esencia del deporte: la competencia justa. Cuando se siembra la duda desde el inicio, el resto del camino queda manchado.

El fútbol, como espectáculo global, debe empezar por respetar a quienes lo sostienen: sus hinchas. Porque si la pelota se mancha desde el sorteo, todo lo que venga después queda bajo sospecha.

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