Los ídolos de la Roja Sub 17

Los ídolos de la Roja Sub 17

La Selección Chilena Sub 17 está dando que hablar en el Sudamericano de la categoría que se disputa en Colombia. Los dirigidos por Sebastián Miranda no solo destacan por su rendimiento en la cancha, sino también por la inspiración que los mueve día a día.

Gracias a un registro audiovisual compartido por CONMEBOL, se ha podido conocer de cerca quiénes son los referentes futbolísticos de estas jóvenes promesas de La Roja. En el video, los jugadores mencionan a figuras emblemáticas del fútbol chileno, destacando nombres como Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Charles Aránguiz, pilares de la "Generación Dorada".

Esta admiración por jugadores que han dejado una huella imborrable en la historia del fútbol nacional sirve de motor para los juveniles, que buscan seguir sus pasos y dejar su propia marca en el torneo continental. La pregunta que surge es, ¿quién de estos talentos logrará emular a sus ídolos y brillar en el futuro?

La Selección Chilena Sub 17 está dando que hablar en el Sudamericano de la categoría que se disputa en Colombia. Los dirigidos por Sebastián Miranda no solo destacan por su rendimiento en la cancha, sino también por la inspiración que los mueve día a día.

Gracias a un registro audiovisual compartido por CONMEBOL, se ha podido conocer de cerca quiénes son los referentes futbolísticos de estas jóvenes promesas de La Roja. En el video, los jugadores mencionan a figuras emblemáticas del fútbol chileno, destacando nombres como Alexis Sánchez, Arturo Vidal y Charles Aránguiz, pilares de la "Generación Dorada".

Esta admiración por jugadores que han dejado una huella imborrable en la historia del fútbol nacional sirve de motor para los juveniles, que buscan seguir sus pasos y dejar su propia marca en el torneo continental. La pregunta que surge es, ¿quién de estos talentos logrará emular a sus ídolos y brillar en el futuro?

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Matías Acuña en Asunción: fútbol, códigos y compañerismo

No todo en el fútbol son goles, tácticas o fichajes. Hay momentos que hablan de lo más profundo del deporte: la camaradería, la amistad, el respeto por el otro. Eso fue lo que dejó entrever Matías Acuña en su paso por Asunción, con una frase tan simple como potente: “Un cero. ¿Y esta amistad cómo funciona?”

El contexto era distendido, pero el mensaje caló hondo. Acuña, jugador de jerarquía y recorrido, sabe lo que es compartir vestuario y construir vínculos genuinos con sus compañeros. En tiempos donde el fútbol parece acelerado, impersonal y mediático, estas muestras de cercanía marcan la diferencia.

El viaje a Paraguay no solo fue deportivo. También fue una oportunidad para fortalecer lazos, compartir códigos, y reforzar esa parte invisible del fútbol que muchas veces queda fuera de los titulares. Porque un buen equipo no se arma solo con talento: se construye con confianza, con gestos, con complicidades.

Acuña ha sido reconocido por su capacidad de integrarse, de sumar desde lo humano tanto como desde lo futbolístico. Y eso, para cualquier plantel, es oro puro. Más aún en un deporte donde los climas internos muchas veces definen el rumbo de una temporada.

Detrás del “estamos en Asunción” hay mucho más que una ubicación. Hay una declaración de presente, de pertenencia, de construcción colectiva.

Y en un fútbol que muchas veces olvida lo esencial, recordar que somos parte de un equipo es el mejor gol que se puede hacer.

Frustración total: Chile y un fracaso que va más allá de los resultados

Los números no mienten. La Selección Chilena vive uno de sus peores momentos en la historia reciente. Pero reducir el presente de la Roja a estadísticas sería quedarse corto. Porque lo que se ve en la cancha —o más bien, lo que no se ve— refleja una crisis más profunda, más estructural.

Chile está fuera de todo. Sin fútbol, sin identidad, sin respuestas. Y aunque muchos han apuntado sus dardos hacia Ricardo Gareca, lo cierto es que el problema no parte ni termina con él. El “Tigre” asumió con valentía un fierro caliente, pero la herida viene de antes. Años de malas decisiones, de falta de planificación, de ausencia de recambio real.

El equipo luce desorientado. Sin ideas, sin ritmo, sin alma. Las transiciones no existen. La defensa sufre en cada pelota cruzada. El mediocampo no encuentra conducción. Y arriba, la sensación es que todo cuesta el triple.

Pero más grave que el bajo nivel futbolístico es la desconexión emocional. La Roja ya no genera ilusión. El hincha, acostumbrado a sufrir pero también a soñar, hoy solo siente resignación. La llama que encendió a un país entero durante la generación dorada parece completamente apagada.

Los rivales ya no respetan. Ya no hay temor de enfrentar a Chile. Se acabó el miedo escénico. Y eso, más que una derrota puntual, es un síntoma alarmante.

Revertir este escenario no será tarea de un solo técnico. Será necesario un proyecto serio, una reestructuración profunda y el coraje de tomar decisiones impopulares. Porque el fracaso actual no se mide solo en puntos. Se mide en la sensación de vacío que deja cada partido.

Y cuando el fútbol ya no emociona, ya no une, ya no representa... es porque algo mucho más grave está ocurriendo.