La salvada agónica y el gol del desahogo en La Roja

La salvada agónica y el gol del desahogo en La Roja

La Roja Femenina consiguió un trabajado triunfo sobre Ecuador, y las protagonistas compartieron sus sensaciones en la cobertura de Minuto 90. Fernanda Ramírez y Nayadet López analizaron los momentos clave del encuentro, desde una salvada crucial hasta un gol cargado de emoción.

Fernanda Ramírez, una de las figuras en la zaga, se refirió a la jugada defensiva que aseguró la victoria, la cual fue celebrada casi como un tanto. "Fue como sacar esa pelota de la línea, un poquito de suerte que nos toque también alguna vez", comentó la defensora. Además, destacó el orden del equipo para aguantar la arremetida rival en el tramo final: "Nos entendimos bien atrás, pudimos defender bien. Ecuador nos presionó los últimos 15 minutos, pero después, cuando entró Cata (Figueroa), armamos esa línea de 5 y creo que lo supimos manejar bastante bien".

Por su parte, Nayadet López vivió una jornada inolvidable al marcar su primer gol con la camiseta de la Selección Chilena. La volante se emocionó al recordar el difícil camino que recorrió para volver a las canchas. "Feliz por mi primer gol con esta camiseta, me acordé de todo lo que pasé, de mi familia, de estar acá", expresó.

López reveló el duro obstáculo que superó: "Lo primero fue mi lesión de rodilla que tuve hace dos años, no sabía si iba a poder volver acá. Estar en el quirófano y pensar: ‘me tengo que recuperar para llegar a la Copa América’". Finalmente, dedicó el tanto y valoró el resultado. "Feliz de anotar, feliz también por mi familia, por mi mamá, por toda la gente que me estaba viendo en Valparaíso. Contenta de sumar los tres puntos, que es lo más importante", cerró la emocionada jugadora.

La Roja Femenina consiguió un trabajado triunfo sobre Ecuador, y las protagonistas compartieron sus sensaciones en la cobertura de Minuto 90. Fernanda Ramírez y Nayadet López analizaron los momentos clave del encuentro, desde una salvada crucial hasta un gol cargado de emoción.

Fernanda Ramírez, una de las figuras en la zaga, se refirió a la jugada defensiva que aseguró la victoria, la cual fue celebrada casi como un tanto. "Fue como sacar esa pelota de la línea, un poquito de suerte que nos toque también alguna vez", comentó la defensora. Además, destacó el orden del equipo para aguantar la arremetida rival en el tramo final: "Nos entendimos bien atrás, pudimos defender bien. Ecuador nos presionó los últimos 15 minutos, pero después, cuando entró Cata (Figueroa), armamos esa línea de 5 y creo que lo supimos manejar bastante bien".

Por su parte, Nayadet López vivió una jornada inolvidable al marcar su primer gol con la camiseta de la Selección Chilena. La volante se emocionó al recordar el difícil camino que recorrió para volver a las canchas. "Feliz por mi primer gol con esta camiseta, me acordé de todo lo que pasé, de mi familia, de estar acá", expresó.

López reveló el duro obstáculo que superó: "Lo primero fue mi lesión de rodilla que tuve hace dos años, no sabía si iba a poder volver acá. Estar en el quirófano y pensar: ‘me tengo que recuperar para llegar a la Copa América’". Finalmente, dedicó el tanto y valoró el resultado. "Feliz de anotar, feliz también por mi familia, por mi mamá, por toda la gente que me estaba viendo en Valparaíso. Contenta de sumar los tres puntos, que es lo más importante", cerró la emocionada jugadora.

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Matías Acuña en Asunción: fútbol, códigos y compañerismo

No todo en el fútbol son goles, tácticas o fichajes. Hay momentos que hablan de lo más profundo del deporte: la camaradería, la amistad, el respeto por el otro. Eso fue lo que dejó entrever Matías Acuña en su paso por Asunción, con una frase tan simple como potente: “Un cero. ¿Y esta amistad cómo funciona?”

El contexto era distendido, pero el mensaje caló hondo. Acuña, jugador de jerarquía y recorrido, sabe lo que es compartir vestuario y construir vínculos genuinos con sus compañeros. En tiempos donde el fútbol parece acelerado, impersonal y mediático, estas muestras de cercanía marcan la diferencia.

El viaje a Paraguay no solo fue deportivo. También fue una oportunidad para fortalecer lazos, compartir códigos, y reforzar esa parte invisible del fútbol que muchas veces queda fuera de los titulares. Porque un buen equipo no se arma solo con talento: se construye con confianza, con gestos, con complicidades.

Acuña ha sido reconocido por su capacidad de integrarse, de sumar desde lo humano tanto como desde lo futbolístico. Y eso, para cualquier plantel, es oro puro. Más aún en un deporte donde los climas internos muchas veces definen el rumbo de una temporada.

Detrás del “estamos en Asunción” hay mucho más que una ubicación. Hay una declaración de presente, de pertenencia, de construcción colectiva.

Y en un fútbol que muchas veces olvida lo esencial, recordar que somos parte de un equipo es el mejor gol que se puede hacer.

Frustración total: Chile y un fracaso que va más allá de los resultados

Los números no mienten. La Selección Chilena vive uno de sus peores momentos en la historia reciente. Pero reducir el presente de la Roja a estadísticas sería quedarse corto. Porque lo que se ve en la cancha —o más bien, lo que no se ve— refleja una crisis más profunda, más estructural.

Chile está fuera de todo. Sin fútbol, sin identidad, sin respuestas. Y aunque muchos han apuntado sus dardos hacia Ricardo Gareca, lo cierto es que el problema no parte ni termina con él. El “Tigre” asumió con valentía un fierro caliente, pero la herida viene de antes. Años de malas decisiones, de falta de planificación, de ausencia de recambio real.

El equipo luce desorientado. Sin ideas, sin ritmo, sin alma. Las transiciones no existen. La defensa sufre en cada pelota cruzada. El mediocampo no encuentra conducción. Y arriba, la sensación es que todo cuesta el triple.

Pero más grave que el bajo nivel futbolístico es la desconexión emocional. La Roja ya no genera ilusión. El hincha, acostumbrado a sufrir pero también a soñar, hoy solo siente resignación. La llama que encendió a un país entero durante la generación dorada parece completamente apagada.

Los rivales ya no respetan. Ya no hay temor de enfrentar a Chile. Se acabó el miedo escénico. Y eso, más que una derrota puntual, es un síntoma alarmante.

Revertir este escenario no será tarea de un solo técnico. Será necesario un proyecto serio, una reestructuración profunda y el coraje de tomar decisiones impopulares. Porque el fracaso actual no se mide solo en puntos. Se mide en la sensación de vacío que deja cada partido.

Y cuando el fútbol ya no emociona, ya no une, ya no representa... es porque algo mucho más grave está ocurriendo.