¡Kempes en Fernández Vial! Fichaje de otro planeta

¡Kempes en Fernández Vial! Fichaje de otro planeta

En nuestra sección #ArcosTeCuenta, donde Cristián Arcos responde a las inquietudes y peticiones de nuestra fiel audiencia, hoy desempolvamos una historia que muchos nos pidieron recordar: el increíble, aunque fugaz, paso del legendario Mario Alberto Kempes por el fútbol chileno, defendiendo los colores de Arturo Fernández Vial en 1995. ¿Conocías este capítulo dorado?

El "Matador", campeón del mundo y figura excluyente con Argentina en 1978, donde además fue el goleador del torneo, ya se había retirado del fútbol profesional tras una brillante carrera que incluyó pasos gloriosos por Rosario Central, River Plate y el Valencia en España, donde fue Pichichi. Sin embargo, en 1995, una llamada de su amigo Pedro Luciano Olivera, quien dirigía al "Almirante" en la Primera B chilena, lo convenció de volver a las canchas. Kempes aceptó bajo condiciones particulares: jugaría solo los partidos de local en Concepción, viajando cada 15 días y entrenando apenas jueves y viernes para los duelos del fin de semana.

Pese a este particular arreglo, el astro argentino disputó 11 encuentros con la camiseta aurinegra, convirtiendo cinco goles, una cifra nada despreciable. Entre sus actuaciones más recordadas, se cuentan los dos goles que le marcó a Rangers en la última fecha del campeonato, frustrando así el ascenso del equipo talquino a la Primera División. Cumplido su contrato, Kempes tomó sus cosas y partió, dejando una huella imborrable y un recuerdo de un fichaje de talla mundial en el ascenso chileno.

Historias tan increíbles como esta son posibles gracias a ustedes, nuestra comunidad de Minuto 90, que nos proponen temas y nos invitan a revivir momentos únicos del fútbol. ¿Qué otra historia te gustaría que Cristián Arcos te contara? ¡Deja tu comentario en nuestras redes sociales y participa en #ArcosTeCuenta!

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El "Matador", campeón del mundo y figura excluyente con Argentina en 1978, donde además fue el goleador del torneo, ya se había retirado del fútbol profesional tras una brillante carrera que incluyó pasos gloriosos por Rosario Central, River Plate y el Valencia en España, donde fue Pichichi. Sin embargo, en 1995, una llamada de su amigo Pedro Luciano Olivera, quien dirigía al "Almirante" en la Primera B chilena, lo convenció de volver a las canchas. Kempes aceptó bajo condiciones particulares: jugaría solo los partidos de local en Concepción, viajando cada 15 días y entrenando apenas jueves y viernes para los duelos del fin de semana.

Pese a este particular arreglo, el astro argentino disputó 11 encuentros con la camiseta aurinegra, convirtiendo cinco goles, una cifra nada despreciable. Entre sus actuaciones más recordadas, se cuentan los dos goles que le marcó a Rangers en la última fecha del campeonato, frustrando así el ascenso del equipo talquino a la Primera División. Cumplido su contrato, Kempes tomó sus cosas y partió, dejando una huella imborrable y un recuerdo de un fichaje de talla mundial en el ascenso chileno.

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Entre cracks se entienden: la admiración detrás del relato

En el fútbol, el talento reconoce al talento. Es una ley no escrita, pero inquebrantable. Lo mismo ocurre con quienes lo relatan, lo sienten y lo traducen para millones de hinchas. Y pocas veces queda tan claro como cuando un relator consagrado confiesa su respeto por otro.

Eso fue lo que hizo recientemente Gustavo Huerta, una de las voces más queridas del relato deportivo chileno, al referirse a Juan Manuel Ramírez Kloss, histórico periodista y relator argentino. Con humildad y admiración, Huerta reveló que lo estudió, que grabó sus transmisiones, que escuchó cada inflexión de su voz para aprender.

“Grabé una transmisión, lo estudié. Me impresionó lo que hacía. Era elegante, era fino, con frases limpias. Lo escuchabas y no te agredía. Parecía un tipo bueno”, relató. Más allá del contenido, lo que transmite esta confesión es claro: entre cracks se entienden.

Huerta no necesitaba halagar a Kloss para validar su carrera. Pero lo hizo porque quienes aman el relato saben que ese arte tiene historia, tiene legado, tiene referentes. Y reconocer al otro, lejos de disminuir, enriquece.

En un medio competitivo, donde a veces prima el ego, este tipo de gestos reconcilian al fútbol con su raíz más noble: el respeto. El respeto por los que vinieron antes, por los que abrieron camino, por los que enseñaron sin querer.

Y es que en el relato, como en la cancha, el talento se reconoce sin necesidad de palabras. Pero cuando se expresan, valen doble.

Porque sí, entre cracks se entienden. Y entre quienes sienten el fútbol de verdad, también.

Diego Rivarola: el ídolo de Kaiser

Muchos crecen rodeados de ídolos. A veces son figuras internacionales, otras veces jugadores locales que, con una jugada, una actitud o una frase, se meten en el corazón de los hinchas. En el caso de Kaiser, el último visitante del Reino Fútbol, ese referente es alguien muy especial para los hinchas de Universidad de Chile: Diego Rivarola.

En la conversación con Cristián Arcos, el freestyler chileno relató cómo creció admirando a los jugadores azules. Pero no solo porque brillaban en la cancha, sino que también dejaban huella más allá: en el corazón y el subconciente  La conversación se vuelve profunda, honesta. No se trata solo de fútbol, sino de identidad, valores e inspiración. Para Kaiser, sus ídolos fueron parte esencial de su formación, no solo como artista, sino como persona.

En Chile, muchos niños han crecido queriendo ser como Alexis Sánchez o Claudio Bravo. Pero también están quienes admiran a los que pelean cada balón en la Primera B, al que juega sin reflectores pero con el alma, o al que se levanta cada fin de semana para defender los colores de su barrio. Porque ser ídolo no es solo cosa de fama: es cosa de verdad.

Lo más potente de este relato es su autenticidad. Kaiser no habla desde el marketing ni la nostalgia forzada. Habla desde la emoción genuina de quien aprendió a amar el fútbol viendo a sus referentes entregarse en la cancha.

Con miles de reproducciones, guardados y compartidos, este testimonio se ha convertido en uno de los más comentados de la semana en redes sociales. La comunidad futbolera se identifica, debate, recuerda. Porque todos tuvimos un ídolo. Ese jugador que nos hizo soñar con meter un gol en la final, con levantar la copa o simplemente con jugar a la pelota después del colegio.

¿Y tú? ¿Quién era tu ídolo cuando eras chico? Esa figura que te hacía creer que todo era posible. Porque al final, el fútbol es eso: una excusa para soñar en grande. Y los ídolos, esos que nunca se olvidan, son el primer paso del sueño.