Va a ver a la U con una foto de su papá

Va a ver a la U con una foto de su papá

En la previa de un nuevo encuentro de Universidad de Chile en el Estadio Nacional, las cámaras de Minuto 90 captaron un momento conmovedor que refleja la profunda conexión de los hinchas con el club. Una familia azul demostró que la pasión por el "Romántico Viajero" es una tradición que se hereda y se lleva en el corazón, incluso recordando a aquellos seres queridos que ya no están físicamente, pero acompañan desde otro plano.

"La U es todo para mí", confesó una hincha, visiblemente emocionada al compartir su historia. "Mi papá me enseñó, que en paz descanse, esta pasión. Así que aquí ando trayendo a mi papito para que nos dé suerte, como él era", expresó mientras mostraba una fotografía de su progenitor. La aficionada relató cómo su padre la introdujo al mundo azul, llevándola a viajar para seguir al equipo desde que tenía 15 años, un fervor que mantiene intacto.

El recuerdo de su padre, fallecido hace un año, sigue siendo una fuerte motivación. "Por eso estamos aquí. Por él", afirmó. Más allá del anhelo de un nuevo título para Universidad de Chile, la hincha reveló el gran sueño de su padre: "Yo creo que él lo que más soñaba es que la U tuviera estadio. Se murió esperando un estadio para la U". Un sentimiento que encapsula la devoción y las esperanzas de una familia que vive y respira por los colores azules, manteniendo vivo el legado de generación en generación.

En la previa de un nuevo encuentro de Universidad de Chile en el Estadio Nacional, las cámaras de Minuto 90 captaron un momento conmovedor que refleja la profunda conexión de los hinchas con el club. Una familia azul demostró que la pasión por el "Romántico Viajero" es una tradición que se hereda y se lleva en el corazón, incluso recordando a aquellos seres queridos que ya no están físicamente, pero acompañan desde otro plano.

"La U es todo para mí", confesó una hincha, visiblemente emocionada al compartir su historia. "Mi papá me enseñó, que en paz descanse, esta pasión. Así que aquí ando trayendo a mi papito para que nos dé suerte, como él era", expresó mientras mostraba una fotografía de su progenitor. La aficionada relató cómo su padre la introdujo al mundo azul, llevándola a viajar para seguir al equipo desde que tenía 15 años, un fervor que mantiene intacto.

El recuerdo de su padre, fallecido hace un año, sigue siendo una fuerte motivación. "Por eso estamos aquí. Por él", afirmó. Más allá del anhelo de un nuevo título para Universidad de Chile, la hincha reveló el gran sueño de su padre: "Yo creo que él lo que más soñaba es que la U tuviera estadio. Se murió esperando un estadio para la U". Un sentimiento que encapsula la devoción y las esperanzas de una familia que vive y respira por los colores azules, manteniendo vivo el legado de generación en generación.

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La niña bullanguera que se robó todas las miradas

En medio de la intensidad de un partido, con la tribuna rugiendo y la tensión flotando en el aire, hay imágenes que logran detener el tiempo. Así ocurrió con una pequeña hincha de Universidad de Chile, que desde la galería no paró de alentar con fuerza, convicción y amor puro por su equipo.

“¡Vamos Julia que tenemos que ganar, dale León!” se le escuchó gritar, con esa voz aguda pero decidida que solo los niños tienen cuando hablan desde el corazón. En su camiseta azul, en su bandera improvisada, y en la forma en que se paraba para cantar cada canción, había una pasión genuina que contagió a todos.

Y ahí estaba Matías Acuña, el jugador azul que no solo reparó en su presencia, sino que también la destacó. Porque el fútbol no es solo noventa minutos y once contra once. El fútbol también es ella. Es esa niña que cree, que sueña, que transmite una fidelidad que ni las derrotas más duras pueden quebrar.

La escena rápidamente se viralizó. No por lo extraordinario de su gesto, sino por lo extraordinariamente auténtico que fue. En tiempos donde la conexión con los clubes muchas veces se siente diluida, ver a una niña de esa edad vivir el partido con tanta intensidad fue un recordatorio de lo que significa ser hincha.

Universidad de Chile atraviesa un momento especial. Y si hay algo que la sostiene —más allá de lo futbolístico— es su gente. Esa que canta, sufre, celebra y que, como Julia, lleva los colores tatuados en el alma desde pequeña.

Ella no pidió cámaras ni reconocimientos. Solo alentó. Pero al hacerlo, nos recordó por qué amamos este deporte.

Toda la vida en el estadio: la hincha azul de 90 años

Para Inés Martínez, aún con sus 90 años, nada levanta pasiones como la Universidad de Chile.

No todos los equipos despiertan una pasión que resiste el paso del tiempo, los fracasos deportivos y los años sin títulos. Pero la U no es cualquier equipo. Es una bandera. Un sentimiento que va mucho más allá del resultado del fin de semana, sino pregúntenle a Inés en cada estadio que juegan los azules.

Para muchos hinchas azules, la frase “de la U aunque gane” no es ironía. Es convicción. Es una forma de asumir que el amor por los colores no está condicionado por los puntos en la tabla. Porque ser de la U es creer incluso cuando la historia reciente no acompaña.

La U no ha tenido una década fácil. Títulos esquivos, procesos rotos, promesas incumplidas. Y sin embargo, cada domingo, miles de personas visten la camiseta con el mismo orgullo de siempre. Hay algo en ese vínculo que no se explica con números: se explica con identidad.

El hincha de la U tiene memoria. Recuerda las gestas épicas de los 90, el histórico 2011, los goles de Rivarola, las atajadas de Johnny, la entrega de Osvaldo González, el fútbol de Charles Aránguiz. Pero también recuerda las caídas, las finales perdidas, los años de sufrimiento. Y sigue ahí.

Porque más que un club, la U es una forma de vivir el fútbol. Con pasión, con nervio, con corazón. Sin importar si se gana o se pierde. Lo que importa es estar. Acompañar. Creer.

En una época en que muchas hinchadas se definen por el éxito, la U conserva algo romántico: la idea de que ser hincha es incondicional. Y en eso, tal vez, reside su grandeza.

De la U, aunque gane. Aunque suene absurdo. Aunque parezca al revés. Porque para quien creció amando a la U, no hay resultado que defina ese amor. Solo el orgullo de seguir ahí, siempre.