El emotivo abrazo de Bravo y Alexis

El emotivo abrazo de Bravo y Alexis

Un gesto que vale más que mil palabras. En medio de un presente complicado para la Selección Chilena, una imagen ha tocado la fibra de los hinchas: el emotivo abrazo entre dos históricos de Lla Roja, Claudio Bravo y Alexis Sánchez. “ME ENTRÓ ALGO AL OJO”, resume el sentir popular ante este momento capturado en video.

El histórico capitán y el legendario delantero no estuvieron en la cancha, pero eso no nos impide emocionarnos por el solo hecho de verlos juntos y sonrientes.

El fotógrafo @paredes.fotografo fue el encargado de inmortalizar este instante, que rápidamente se viralizó. La publicación original incluso se cierra con una nota de humor, preguntando: “¿LE HABRÁ PREGUNTADO POR GUNDOGAN?”. Un detalle que saca una sonrisa, pero que no opaca la potencia del abrazo fraterno.

Un gesto que vale más que mil palabras. En medio de un presente complicado para la Selección Chilena, una imagen ha tocado la fibra de los hinchas: el emotivo abrazo entre dos históricos de Lla Roja, Claudio Bravo y Alexis Sánchez. “ME ENTRÓ ALGO AL OJO”, resume el sentir popular ante este momento capturado en video.

El histórico capitán y el legendario delantero no estuvieron en la cancha, pero eso no nos impide emocionarnos por el solo hecho de verlos juntos y sonrientes.

El fotógrafo @paredes.fotografo fue el encargado de inmortalizar este instante, que rápidamente se viralizó. La publicación original incluso se cierra con una nota de humor, preguntando: “¿LE HABRÁ PREGUNTADO POR GUNDOGAN?”. Un detalle que saca una sonrisa, pero que no opaca la potencia del abrazo fraterno.

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Eres eterno, Sapito: el legado que no se olvida

Hay personajes que traspasan el relato. Que no necesitan jugar para convertirse en parte esencial del fútbol. Que no marcaron goles, pero dejaron frases que todavía resuenan. Sergio Livingstone, el “Sapito”, es uno de ellos.

Un día como hoy, pero en 2012, el fútbol chileno perdió a una de sus voces más queridas. No solo por su conocimiento o su trayectoria, sino por su forma de estar. Porque el Sapito no era solo comentarista: era compañía. Era memoria viva del balompié nacional.

Su carrera comenzó mucho antes de la televisión. Fue arquero de la Universidad Católica y de la Selección Chilena, y defendió la camiseta con orgullo en los años 40. Pero su leyenda se construyó desde el micrófono, donde durante décadas enseñó, opinó, emocionó.

En las transmisiones de TVN, con esa voz cálida y esa mirada pausada, Livingstone fue parte de la infancia de muchos. No necesitaba gritar para ser escuchado. No necesitaba exagerar para emocionar. Bastaba una frase suya para elevar el análisis, para darle contexto a la jugada, para marcar el tono de la conversación.

Su relación con Pedro Carcuro fue histórica. Juntos narraron cientos de partidos, y su complicidad traspasó la pantalla. El Sapito se convirtió en una figura entrañable, respetada por generaciones de hinchas, colegas y futbolistas.

Hoy, a más de una década de su partida, el cariño sigue intacto. Porque hay personas que no se van. Que permanecen en las frases que repetimos, en los partidos que recordamos, en el cariño que no se olvida.

Eres eterno, Sapito. Porque el fútbol chileno no se entiende sin ti.

Matías Acuña en Asunción: fútbol, códigos y compañerismo

No todo en el fútbol son goles, tácticas o fichajes. Hay momentos que hablan de lo más profundo del deporte: la camaradería, la amistad, el respeto por el otro. Eso fue lo que dejó entrever Matías Acuña en su paso por Asunción, con una frase tan simple como potente: “Un cero. ¿Y esta amistad cómo funciona?”

El contexto era distendido, pero el mensaje caló hondo. Acuña, jugador de jerarquía y recorrido, sabe lo que es compartir vestuario y construir vínculos genuinos con sus compañeros. En tiempos donde el fútbol parece acelerado, impersonal y mediático, estas muestras de cercanía marcan la diferencia.

El viaje a Paraguay no solo fue deportivo. También fue una oportunidad para fortalecer lazos, compartir códigos, y reforzar esa parte invisible del fútbol que muchas veces queda fuera de los titulares. Porque un buen equipo no se arma solo con talento: se construye con confianza, con gestos, con complicidades.

Acuña ha sido reconocido por su capacidad de integrarse, de sumar desde lo humano tanto como desde lo futbolístico. Y eso, para cualquier plantel, es oro puro. Más aún en un deporte donde los climas internos muchas veces definen el rumbo de una temporada.

Detrás del “estamos en Asunción” hay mucho más que una ubicación. Hay una declaración de presente, de pertenencia, de construcción colectiva.

Y en un fútbol que muchas veces olvida lo esencial, recordar que somos parte de un equipo es el mejor gol que se puede hacer.