Charles Aránguiz, el Príncipe que no envejece

Charles Aránguiz, el Príncipe que no envejece

En una jornada especial para el fútbol chileno, celebramos el natalicio de una figura emblemática: Charles Mariano Aránguiz Sandoval. El ‘Príncipe’, ídolo de Universidad de Chile, cumple 36 años y, como dice el sentir popular, es "como el invierno: no envejece". Una efeméride para recordar la vigencia de una leyenda que sigue escribiendo su historia.

Aránguiz, "el héroe silencioso de Puente Alto", es un jugador que, tal como se le describe, "juega en silencio y en la cancha habla más que todos". Su notable carrera lo llevó desde el potrero hasta "las mejores canchas del mundo", dejando una "impronta y su estela" en cada equipo y siendo pieza fundamental cuando la Selección Chilena doblegó "al campeón del planeta". Su regreso a Universidad de Chile, el club donde fue feliz e hizo feliz a multitudes, reafirma su profunda conexión con la hinchada azul.

El mediocampista, especialista desde los doce pasos y generador de "festejos interminables", continúa deleitando a los aficionados, despertando "adhesión, admiración, una auténtica feligresía". Amado por los suyos y respetado por todos en el ambiente futbolístico, Charles Aránguiz es, sin duda, "el príncipe prometido" del balompié nacional. ¡Desde Minuto 90 le deseamos un muy feliz cumpleaños!

En una jornada especial para el fútbol chileno, celebramos el natalicio de una figura emblemática: Charles Mariano Aránguiz Sandoval. El ‘Príncipe’, ídolo de Universidad de Chile, cumple 36 años y, como dice el sentir popular, es "como el invierno: no envejece". Una efeméride para recordar la vigencia de una leyenda que sigue escribiendo su historia.

Aránguiz, "el héroe silencioso de Puente Alto", es un jugador que, tal como se le describe, "juega en silencio y en la cancha habla más que todos". Su notable carrera lo llevó desde el potrero hasta "las mejores canchas del mundo", dejando una "impronta y su estela" en cada equipo y siendo pieza fundamental cuando la Selección Chilena doblegó "al campeón del planeta". Su regreso a Universidad de Chile, el club donde fue feliz e hizo feliz a multitudes, reafirma su profunda conexión con la hinchada azul.

El mediocampista, especialista desde los doce pasos y generador de "festejos interminables", continúa deleitando a los aficionados, despertando "adhesión, admiración, una auténtica feligresía". Amado por los suyos y respetado por todos en el ambiente futbolístico, Charles Aránguiz es, sin duda, "el príncipe prometido" del balompié nacional. ¡Desde Minuto 90 le deseamos un muy feliz cumpleaños!

Recomendado

Hay que cuidar el fútbol: el llamado de quienes aman este juego

Por estos días, donde la polémica, la desinformación y los intereses cruzados parecen tomar protagonismo en el fútbol chileno, una frase vuelve a tomar fuerza: hay que cuidar el fútbol. No se trata de una consigna vacía, sino de un llamado urgente desde dentro del mismo deporte.

Porque el fútbol no solo se juega en la cancha. Se juega en los pasillos de los clubes, en las oficinas de los dirigentes, en las decisiones de los árbitros y en el relato de los medios. Se juega también en la relación con los hinchas, en la credibilidad del torneo, en el respeto por los valores que le dieron sentido a este juego desde sus inicios.

La reflexión es clara: si no se protege el espíritu del fútbol, lo demás pierde valor. Si se privilegia la conveniencia por sobre la justicia deportiva, si se manipula el reglamento según la camiseta, si se debilita la transparencia institucional, el espectáculo termina vaciándose.

Y por eso, figuras del entorno futbolero —jugadores, entrenadores, periodistas— han levantado la voz. No desde la polémica gratuita, sino desde la preocupación real. Porque saben que cuando el fútbol se mancha, pierde su conexión con la gente. Y sin esa conexión, no queda nada.

Cuidar el fútbol es respetar al hincha. Es no banalizar las reglas. Es formar con ética. Es mirar a largo plazo. Es exigir lo mismo a todos. Es entender que detrás de cada partido hay historia, hay esfuerzo, hay comunidad.

Hoy, más que nunca, esa frase debe dejar de ser un eslogan y convertirse en acción. Porque cuidar el fútbol es cuidarnos a todos. A los que jugamos, a los que relatamos, a los que soñamos.

Y si aún hay tiempo, cuidémoslo. Antes de que sea tarde.

La niña bullanguera que se robó todas las miradas

En medio de la intensidad de un partido, con la tribuna rugiendo y la tensión flotando en el aire, hay imágenes que logran detener el tiempo. Así ocurrió con una pequeña hincha de Universidad de Chile, que desde la galería no paró de alentar con fuerza, convicción y amor puro por su equipo.

“¡Vamos Julia que tenemos que ganar, dale León!” se le escuchó gritar, con esa voz aguda pero decidida que solo los niños tienen cuando hablan desde el corazón. En su camiseta azul, en su bandera improvisada, y en la forma en que se paraba para cantar cada canción, había una pasión genuina que contagió a todos.

Y ahí estaba Matías Acuña, el jugador azul que no solo reparó en su presencia, sino que también la destacó. Porque el fútbol no es solo noventa minutos y once contra once. El fútbol también es ella. Es esa niña que cree, que sueña, que transmite una fidelidad que ni las derrotas más duras pueden quebrar.

La escena rápidamente se viralizó. No por lo extraordinario de su gesto, sino por lo extraordinariamente auténtico que fue. En tiempos donde la conexión con los clubes muchas veces se siente diluida, ver a una niña de esa edad vivir el partido con tanta intensidad fue un recordatorio de lo que significa ser hincha.

Universidad de Chile atraviesa un momento especial. Y si hay algo que la sostiene —más allá de lo futbolístico— es su gente. Esa que canta, sufre, celebra y que, como Julia, lleva los colores tatuados en el alma desde pequeña.

Ella no pidió cámaras ni reconocimientos. Solo alentó. Pero al hacerlo, nos recordó por qué amamos este deporte.