Ruiz-Tagle condenado por venta de acciones de

Ruiz-Tagle condenado por venta de acciones de

Un importante precedente se ha marcado en el fútbol chileno. Durante esta semana, la Justicia condenó a Gabriel Ruiz-Tagle, ex presidente de la concesionaria Blanco y Negro, por el delito de uso de información privilegiada en la venta de acciones de Colo-Colo durante el año 2018.

Este fallo marca un poderoso precedente en contra de dirigentes y exdirigentes del fútbol nacional que, como se ha denunciado en diversas oportunidades, a menudo tienen como prioridad el enriquecimiento personal a costa de los equipos que administran.

El ex ministro de Estado se encuentra a la espera de su sentencia, y la expectativa es que esta sea ejemplificadora. El anhelo expresado es que sirva como una señal para “amenazar un poco el modelo imperante de sociedades anónimas en nuestro querido deporte”, poniendo en tela de juicio el actual sistema que rige al fútbol chileno.

Un importante precedente se ha marcado en el fútbol chileno. Durante esta semana, la Justicia condenó a Gabriel Ruiz-Tagle, ex presidente de la concesionaria Blanco y Negro, por el delito de uso de información privilegiada en la venta de acciones de Colo-Colo durante el año 2018.

Este fallo marca un poderoso precedente en contra de dirigentes y exdirigentes del fútbol nacional que, como se ha denunciado en diversas oportunidades, a menudo tienen como prioridad el enriquecimiento personal a costa de los equipos que administran.

El ex ministro de Estado se encuentra a la espera de su sentencia, y la expectativa es que esta sea ejemplificadora. El anhelo expresado es que sirva como una señal para “amenazar un poco el modelo imperante de sociedades anónimas en nuestro querido deporte”, poniendo en tela de juicio el actual sistema que rige al fútbol chileno.

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Frustración total: Chile y un fracaso que va más allá de los resultados

Los números no mienten. La Selección Chilena vive uno de sus peores momentos en la historia reciente. Pero reducir el presente de la Roja a estadísticas sería quedarse corto. Porque lo que se ve en la cancha —o más bien, lo que no se ve— refleja una crisis más profunda, más estructural.

Chile está fuera de todo. Sin fútbol, sin identidad, sin respuestas. Y aunque muchos han apuntado sus dardos hacia Ricardo Gareca, lo cierto es que el problema no parte ni termina con él. El “Tigre” asumió con valentía un fierro caliente, pero la herida viene de antes. Años de malas decisiones, de falta de planificación, de ausencia de recambio real.

El equipo luce desorientado. Sin ideas, sin ritmo, sin alma. Las transiciones no existen. La defensa sufre en cada pelota cruzada. El mediocampo no encuentra conducción. Y arriba, la sensación es que todo cuesta el triple.

Pero más grave que el bajo nivel futbolístico es la desconexión emocional. La Roja ya no genera ilusión. El hincha, acostumbrado a sufrir pero también a soñar, hoy solo siente resignación. La llama que encendió a un país entero durante la generación dorada parece completamente apagada.

Los rivales ya no respetan. Ya no hay temor de enfrentar a Chile. Se acabó el miedo escénico. Y eso, más que una derrota puntual, es un síntoma alarmante.

Revertir este escenario no será tarea de un solo técnico. Será necesario un proyecto serio, una reestructuración profunda y el coraje de tomar decisiones impopulares. Porque el fracaso actual no se mide solo en puntos. Se mide en la sensación de vacío que deja cada partido.

Y cuando el fútbol ya no emociona, ya no une, ya no representa... es porque algo mucho más grave está ocurriendo.

Hay plantel: la banca de lujo que ilusiona a la Roja

La Selección Chilena se prepara para su próximo desafío con una certeza que se repite cada vez más en la conversación futbolera nacional: hay plantel. Atrás quedaron los años en que una baja en la oncena titular era sinónimo de preocupación. Hoy, la banca de suplentes también promete.

Lo dijo Jean Beausejour, lo comentan los medios, lo perciben los hinchas. La Roja tiene fondo de armario, y eso en torneos exigentes como la Copa América puede marcar la diferencia. Ya no se trata solo de once nombres que entran a la cancha. Se trata de un grupo amplio, competitivo, con variantes y perfiles distintos.

Basta mirar las alternativas. Jugadores que en otros tiempos eran fijos en la titular hoy esperan su oportunidad con humildad y hambre. Jóvenes que vienen empujando fuerte, experimentados con rodaje internacional, especialistas en roles clave. Todos con una misma misión: sumar cuando les toque.

Esta profundidad de plantel permite soñar con rotaciones sin perder nivel, con estrategias flexibles, con la capacidad de adaptarse a distintos rivales. Pero también es una señal del trabajo serio que se viene haciendo en la interna. Gareca ha logrado algo que parecía perdido: armar un equipo con competencia interna sana, sin egos desbordados y con roles bien definidos.

Chile no solo tiene una generación nueva en crecimiento. También tiene nombres consolidados, y sobre todo, un cuerpo técnico que cree en el colectivo por sobre las individualidades.

El torneo está a la vuelta de la esquina. Y si bien los partidos se ganan en la cancha, contar con una banca fuerte es una ventaja táctica, emocional y estratégica.

Hay plantel. Y con eso, hay motivos para ilusionarse.