Isabel Berríos: el alma del camarín azul

Isabel Berríos: el alma del camarín azul

En un emotivo segmento de Reino Fútbol, programa conducido por Cristián Arcos, se profundizó en la inspiradora historia de Isabel Berríos, una verdadera pionera del fútbol femenino en Chile y su especial vínculo con Universidad de Chile. El camarín del equipo femenino, conocido como "Las Leonas", lleva con orgullo su nombre, un homenaje a su incansable labor.

"¿Cómo se llama ese camarín? Isabel Berríos se llama", se introduce en el programa, dando paso al testimonio de la propia Berríos. Ella expresó su profundo agradecimiento a la U por este reconocimiento: "Yo agradezco enormemente a la U porque es un valor adicional, porque yo cuando hacía las cosas, cuando empezamos, (...) entrenamos en un espacio súper reducido con 50 niñas y donde fue, yo creo, el descubrir una forma distinta de poder desarrollar algo".

Conmovida, Berríos recordó sus inicios y la pasión que la movía: "Nunca pensé en ese momento de que esto en el tiempo iba a tener algún reconocimiento. Yo lo hacía con toda el alma, no me importaba si me tenía que mojar o si tenía que correr para un lado o para otro. Yo trabajaba en cancha desde las dos hasta las 10:00 p.m. que era lo que duraba con las niñas".

Su reflexión final resuena con fuerza, destacando la importancia de la dedicación y el amor por lo que se hace: "Nunca pensé, nunca dije ‘esto lo voy a hacer para que algún día alguien diga’. Y es que sí, que cuando uno ama algo, a alguien sí le importa. Y yo soy una agradecida eterna de que lo hayan hecho, porque con eso le demuestro a todas las mujeres que cuando tú quieres algo, lo tienes que querer con el alma y que siempre alguien va a estar mirando lo que tú estás haciendo".

El capítulo completo de Reino Fútbol con la emotiva historia de Isabel Berríos ya está disponible en el canal de YouTube de Minuto 90.

En un emotivo segmento de Reino Fútbol, programa conducido por Cristián Arcos, se profundizó en la inspiradora historia de Isabel Berríos, una verdadera pionera del fútbol femenino en Chile y su especial vínculo con Universidad de Chile. El camarín del equipo femenino, conocido como "Las Leonas", lleva con orgullo su nombre, un homenaje a su incansable labor.

"¿Cómo se llama ese camarín? Isabel Berríos se llama", se introduce en el programa, dando paso al testimonio de la propia Berríos. Ella expresó su profundo agradecimiento a la U por este reconocimiento: "Yo agradezco enormemente a la U porque es un valor adicional, porque yo cuando hacía las cosas, cuando empezamos, (...) entrenamos en un espacio súper reducido con 50 niñas y donde fue, yo creo, el descubrir una forma distinta de poder desarrollar algo".

Conmovida, Berríos recordó sus inicios y la pasión que la movía: "Nunca pensé en ese momento de que esto en el tiempo iba a tener algún reconocimiento. Yo lo hacía con toda el alma, no me importaba si me tenía que mojar o si tenía que correr para un lado o para otro. Yo trabajaba en cancha desde las dos hasta las 10:00 p.m. que era lo que duraba con las niñas".

Su reflexión final resuena con fuerza, destacando la importancia de la dedicación y el amor por lo que se hace: "Nunca pensé, nunca dije ‘esto lo voy a hacer para que algún día alguien diga’. Y es que sí, que cuando uno ama algo, a alguien sí le importa. Y yo soy una agradecida eterna de que lo hayan hecho, porque con eso le demuestro a todas las mujeres que cuando tú quieres algo, lo tienes que querer con el alma y que siempre alguien va a estar mirando lo que tú estás haciendo".

El capítulo completo de Reino Fútbol con la emotiva historia de Isabel Berríos ya está disponible en el canal de YouTube de Minuto 90.

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Toda la vida en el estadio: la hincha azul de 90 años

Para Inés Martínez, aún con sus 90 años, nada levanta pasiones como la Universidad de Chile.

No todos los equipos despiertan una pasión que resiste el paso del tiempo, los fracasos deportivos y los años sin títulos. Pero la U no es cualquier equipo. Es una bandera. Un sentimiento que va mucho más allá del resultado del fin de semana, sino pregúntenle a Inés en cada estadio que juegan los azules.

Para muchos hinchas azules, la frase “de la U aunque gane” no es ironía. Es convicción. Es una forma de asumir que el amor por los colores no está condicionado por los puntos en la tabla. Porque ser de la U es creer incluso cuando la historia reciente no acompaña.

La U no ha tenido una década fácil. Títulos esquivos, procesos rotos, promesas incumplidas. Y sin embargo, cada domingo, miles de personas visten la camiseta con el mismo orgullo de siempre. Hay algo en ese vínculo que no se explica con números: se explica con identidad.

El hincha de la U tiene memoria. Recuerda las gestas épicas de los 90, el histórico 2011, los goles de Rivarola, las atajadas de Johnny, la entrega de Osvaldo González, el fútbol de Charles Aránguiz. Pero también recuerda las caídas, las finales perdidas, los años de sufrimiento. Y sigue ahí.

Porque más que un club, la U es una forma de vivir el fútbol. Con pasión, con nervio, con corazón. Sin importar si se gana o se pierde. Lo que importa es estar. Acompañar. Creer.

En una época en que muchas hinchadas se definen por el éxito, la U conserva algo romántico: la idea de que ser hincha es incondicional. Y en eso, tal vez, reside su grandeza.

De la U, aunque gane. Aunque suene absurdo. Aunque parezca al revés. Porque para quien creció amando a la U, no hay resultado que defina ese amor. Solo el orgullo de seguir ahí, siempre.

Beausejour y la revancha personal que se celebra en silencio

Hay momentos en la carrera de un futbolista que no aparecen en los titulares, pero que lo cambian todo. Jean Beausejour vivió uno de esos instantes cuando, en plena concentración con la Selección Chilena, se enteró de que finalmente iba a ser titular. No era un partido cualquiera, no era una alineación más. Era la confirmación de que el trabajo, muchas veces silencioso y fuera de foco, finalmente había rendido frutos.

“Yo le había dicho a un par de compañeros que iba a jugar”, confesó tiempo después. Pero su reacción no fue de euforia ni de alegría desbordada. Fue de determinación. “No me vengan a abrazar ahora”, soltó. Porque Beausejour sabía que el fútbol está lleno de momentos en que se aplaude tarde, cuando la convicción ya viene de antes.

El lateral izquierdo, símbolo de la Generación Dorada, siempre tuvo una relación especial con la Roja. Con dos Mundiales encima, títulos con la camiseta de Chile y una carrera forjada con esfuerzo, su recorrido ha sido más de constancia que de flashes. Y en ese partido, cuando todos esperaban a otro, él demostró que todavía estaba para competir al más alto nivel.

Ese “no me vengan a abrazar ahora” no fue un desprecio. Fue una sentencia. Un mensaje para quienes dudan, para quienes aplauden solo cuando el éxito ya es evidente. Porque Beausejour nunca necesitó aprobación externa para rendir. Su motivación venía de adentro, de ese fuego que arde en los verdaderos profesionales.

En tiempos donde las carreras se construyen a golpe de viralizaciones y marketing, Beausejour nos recuerda que el fútbol sigue premiando a los que no bajan los brazos. A los que se preparan cuando nadie los ve. A los que hablan menos y corren más.

Y en silencio, como tantas veces, volvió a ganarse el respeto de todos.