¿2015 o 2016? El debate por la Copa más difícil

¿2015 o 2016? El debate por la Copa más difícil

A nueve años de la histórica consagración de La Roja en la Copa América Centenario, el debate sobre la Generación Dorada se reaviva. En el más reciente capítulo de Camarín 90, el conductor Matías Acuña y sus panelistas conmemoraron el segundo título continental de Chile, abriendo una intensa discusión: ¿Qué trofeo fue más complejo de levantar, el de 2015 en casa o el de 2016 en Estados Unidos?

La conversación, que contó con la participación de Cristián Arcos, expuso dos posturas claras. Para Arcos, la hazaña de 2016 tuvo un mérito superior. "Ganar fuera de Chile para un país como este que ha ganado poco, era un evento notable", argumentó. El periodista recordó el turbulento contexto de la época, marcado por la polémica salida de Jorge Sampaoli, el escándalo de Sergio Jadue y la presión de tener que confirmar que el título de 2015 no fue solo por la localía. Además, enfatizó que el equipo "tampoco arrancó bien el 2016" y sufrió la baja de Matías Fernández justo antes del torneo.

Sin embargo, en el panel surgió una opinión diferente. Para otro de los panelistas, la Copa América 2015 fue más difícil debido a la inmensa "presión histórica muy difícil de quitarse encima" tras 99 años sin títulos. A esto se sumaron los complejos episodios extradeportivos que rodearon al equipo, como el recordado incidente de Arturo Vidal.

Pese a las diferencias, ambos lados coincidieron en el valor de las dos copas y en el rol clave de figuras como Claudio Bravo, quien, pese a no tener un buen comienzo en la Centenario, terminó siendo uno de los héroes del bicampeonato.

El debate completo, con todos los argumentos y análisis, ya está disponible en el nuevo capítulo de Camarín 90, que puedes ver en el canal de YouTube de Minuto 90 y a través de las pantallas de Zapping Sports.

A nueve años de la histórica consagración de La Roja en la Copa América Centenario, el debate sobre la Generación Dorada se reaviva. En el más reciente capítulo de Camarín 90, el conductor Matías Acuña y sus panelistas conmemoraron el segundo título continental de Chile, abriendo una intensa discusión: ¿Qué trofeo fue más complejo de levantar, el de 2015 en casa o el de 2016 en Estados Unidos?

La conversación, que contó con la participación de Cristián Arcos, expuso dos posturas claras. Para Arcos, la hazaña de 2016 tuvo un mérito superior. "Ganar fuera de Chile para un país como este que ha ganado poco, era un evento notable", argumentó. El periodista recordó el turbulento contexto de la época, marcado por la polémica salida de Jorge Sampaoli, el escándalo de Sergio Jadue y la presión de tener que confirmar que el título de 2015 no fue solo por la localía. Además, enfatizó que el equipo "tampoco arrancó bien el 2016" y sufrió la baja de Matías Fernández justo antes del torneo.

Sin embargo, en el panel surgió una opinión diferente. Para otro de los panelistas, la Copa América 2015 fue más difícil debido a la inmensa "presión histórica muy difícil de quitarse encima" tras 99 años sin títulos. A esto se sumaron los complejos episodios extradeportivos que rodearon al equipo, como el recordado incidente de Arturo Vidal.

Pese a las diferencias, ambos lados coincidieron en el valor de las dos copas y en el rol clave de figuras como Claudio Bravo, quien, pese a no tener un buen comienzo en la Centenario, terminó siendo uno de los héroes del bicampeonato.

El debate completo, con todos los argumentos y análisis, ya está disponible en el nuevo capítulo de Camarín 90, que puedes ver en el canal de YouTube de Minuto 90 y a través de las pantallas de Zapping Sports.

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Beausejour y la revancha personal que se celebra en silencio

Hay momentos en la carrera de un futbolista que no aparecen en los titulares, pero que lo cambian todo. Jean Beausejour vivió uno de esos instantes cuando, en plena concentración con la Selección Chilena, se enteró de que finalmente iba a ser titular. No era un partido cualquiera, no era una alineación más. Era la confirmación de que el trabajo, muchas veces silencioso y fuera de foco, finalmente había rendido frutos.

“Yo le había dicho a un par de compañeros que iba a jugar”, confesó tiempo después. Pero su reacción no fue de euforia ni de alegría desbordada. Fue de determinación. “No me vengan a abrazar ahora”, soltó. Porque Beausejour sabía que el fútbol está lleno de momentos en que se aplaude tarde, cuando la convicción ya viene de antes.

El lateral izquierdo, símbolo de la Generación Dorada, siempre tuvo una relación especial con la Roja. Con dos Mundiales encima, títulos con la camiseta de Chile y una carrera forjada con esfuerzo, su recorrido ha sido más de constancia que de flashes. Y en ese partido, cuando todos esperaban a otro, él demostró que todavía estaba para competir al más alto nivel.

Ese “no me vengan a abrazar ahora” no fue un desprecio. Fue una sentencia. Un mensaje para quienes dudan, para quienes aplauden solo cuando el éxito ya es evidente. Porque Beausejour nunca necesitó aprobación externa para rendir. Su motivación venía de adentro, de ese fuego que arde en los verdaderos profesionales.

En tiempos donde las carreras se construyen a golpe de viralizaciones y marketing, Beausejour nos recuerda que el fútbol sigue premiando a los que no bajan los brazos. A los que se preparan cuando nadie los ve. A los que hablan menos y corren más.

Y en silencio, como tantas veces, volvió a ganarse el respeto de todos.

Bicampeones de América: ¿con cuántos de ellos te gustaría jugar?

Al mirar hacia atrás, es inevitable sentir que fuimos testigos de algo irrepetible. La generación dorada del fútbol chileno no solo rompió récords. Nos regaló identidad, carácter y una forma única de competir. Hoy, varios de esos nombres ya no están en las nóminas, pero siguen presentes en la memoria colectiva de los hinchas. Y ante la pregunta que nos plantea Pelotazo: “¿Con cuántos de esos bicampeones de América te gustaría jugar?”, la respuesta tiene más emoción que táctica.

Porque no se trata solo de talento. Se trata de mística. De temperamento. De entender el peso de la camiseta. Y esa camada, la que conquistó las Copas América de 2015 y 2016, lo entendió todo.

Claudio Bravo, con su liderazgo sereno y atajadas imposibles, fue el muro que sostuvo más de una hazaña. Gary Medel, símbolo de garra y entrega, jugaba como si cada partido fuera el último. Arturo Vidal, pura potencia, carácter y despliegue. Charles Aránguiz, el silencioso que hacía jugar a todos. Alexis Sánchez, incansable, impredecible, desequilibrante. Y Eduardo Vargas, el que convirtió goles como si fuera lo más simple del mundo.

¿Con cuántos de ellos te gustaría compartir cancha? ¿A quién dejarías afuera? Preguntas imposibles. Porque fueron un equipo de verdad. Se potenciaban entre sí. Se cubrían las espaldas. Se peleaban y se abrazaban con la misma intensidad.

Hoy, que el fútbol chileno busca reconstruirse, la nostalgia por esos bicampeones se vuelve aún más poderosa. No porque vivamos del pasado, sino porque aún no aparece una generación que nos haga olvidar aquella. Y eso habla de lo grande que fueron.

El legado de los bicampeones no está solo en los títulos. Está en la forma en que nos hicieron sentir. En cómo se enfrentaban sin miedo a gigantes. En cómo hicieron que millones creyeran que sí era posible.

¿Con cuántos de ellos jugarías? Tal vez con todos. Porque juntos, escribieron la página más gloriosa del fútbol chileno.