Sonya Keefe: La goleadora que nunca se rindió

Sonya Keefe: La goleadora que nunca se rindió

En su columna para Minuto 90, Grace Lazcano repasa la inspiradora carrera de Sonya Keefe, la delantera de La Roja Femenina que ha demostrado con goles y carácter que no hay sueño que le quede grande. Una historia de perseverancia, talento y una notable capacidad para superar los obstáculos.

Cuando Sonya Keefe firmó por Universidad de Chile en 2021, pocos imaginaban el impacto que tendría. Con solo 18 años y formada en Boston College, la atacante que también tuvo un paso por Unión Española y las selecciones menores, no tardó en brillar. En su primer año con las Leonas marcó 17 goles y en el segundo se destapó con 26 tantos, coronándose como la máxima goleadora del torneo y ganándose el apodo de "La Bombardera".

Sin embargo, no todo fue sencillo. Pese a su increíble momento en 2022, Keefe quedó sorpresivamente fuera de la nómina de Chile para la Copa América Femenina. Lejos de rendirse, la "9" entendió que su historia recién comenzaba. En 2023 cruzó el Atlántico para fichar por el Cacereño Femenino de España, donde debutó con un gol saliendo desde la banca a solo un día de ser anunciada. En un año y medio, anotó 10 goles en 23 partidos, demostrando que su talento no tenía fronteras.

Su consolidación en Europa llegó con una temporada consagratoria en la que marcó 16 goles en el campeonato y 4 más en la Copa de la Reina, siendo la gran protagonista del ascenso a la élite del fútbol español. Su rendimiento la llevó a fichar recientemente por el Granada, un club de la Primera División que apostó por su instinto y carácter. Hoy, "La Bombi" compite en la máxima categoría con la misma convicción de sus inicios. Y es que si algo ha demostrado Sonya Keefe, es que no hay derrota que la detenga, ni sueño que le quede grande.

En su columna para Minuto 90, Grace Lazcano repasa la inspiradora carrera de Sonya Keefe, la delantera de La Roja Femenina que ha demostrado con goles y carácter que no hay sueño que le quede grande. Una historia de perseverancia, talento y una notable capacidad para superar los obstáculos.

Cuando Sonya Keefe firmó por Universidad de Chile en 2021, pocos imaginaban el impacto que tendría. Con solo 18 años y formada en Boston College, la atacante que también tuvo un paso por Unión Española y las selecciones menores, no tardó en brillar. En su primer año con las Leonas marcó 17 goles y en el segundo se destapó con 26 tantos, coronándose como la máxima goleadora del torneo y ganándose el apodo de "La Bombardera".

Sin embargo, no todo fue sencillo. Pese a su increíble momento en 2022, Keefe quedó sorpresivamente fuera de la nómina de Chile para la Copa América Femenina. Lejos de rendirse, la "9" entendió que su historia recién comenzaba. En 2023 cruzó el Atlántico para fichar por el Cacereño Femenino de España, donde debutó con un gol saliendo desde la banca a solo un día de ser anunciada. En un año y medio, anotó 10 goles en 23 partidos, demostrando que su talento no tenía fronteras.

Su consolidación en Europa llegó con una temporada consagratoria en la que marcó 16 goles en el campeonato y 4 más en la Copa de la Reina, siendo la gran protagonista del ascenso a la élite del fútbol español. Su rendimiento la llevó a fichar recientemente por el Granada, un club de la Primera División que apostó por su instinto y carácter. Hoy, "La Bombi" compite en la máxima categoría con la misma convicción de sus inicios. Y es que si algo ha demostrado Sonya Keefe, es que no hay derrota que la detenga, ni sueño que le quede grande.

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Jorge Sampaoli: entre el odio y la gloria

Jorge Sampaoli: entre el odio y la gloria

Por Pelotazo

Pocos entrenadores en la historia del fútbol chileno han dejado una huella tan profunda —y a la vez tan dividida— como Jorge Luis Sampaoli. Su nombre está marcado a fuego en la memoria colectiva nacional. Para algunos, es el artífice del título más importante en la historia de la Roja. Para otros, un símbolo de traición, conflicto y egos desbordados.

La paradoja es brutal. Sampaoli llevó a Chile a ganar la Copa América 2015, rompiendo una sequía de títulos que parecía eterna. Su estilo de juego vertiginoso, intenso y ofensivo enamoró al continente. La Roja era admirada, temida, respetada. La generación dorada encontró en él un conductor ideal… al menos por un tiempo.

Pero tras el triunfo vino la fractura. Declaraciones polémicas, conflictos con jugadores, disputas internas con dirigentes. Su salida, lejos de ser limpia, dejó heridas. Y desde entonces, su figura quedó atrapada en el limbo: ídolo para unos, villano para otros.

¿Por qué un técnico que tocó la gloria despierta tanto rechazo? Tal vez porque Sampaoli representa una forma de liderazgo intensa, poco diplomática, áspera. Exigente al extremo, obsesivo, desafiante. No busca caer bien. Busca ganar. Y en esa búsqueda, no todos logran resistir.

Chile no volvió a ser el mismo tras su salida. Y Sampaoli tampoco. Su carrera internacional siguió, pero con resultados dispares. Lo cierto es que nadie quedó indiferente. Porque su paso por la Roja no fue solo un ciclo exitoso: fue un punto de quiebre.

A casi una década del título continental, el debate sigue abierto. ¿Debe ser recordado como el mejor técnico de nuestra historia? ¿O su legado se ve manchado por su forma de marcharse?

En un país donde el fútbol es emoción, es identidad, es memoria, estas preguntas no son menores. Porque el juicio sobre Sampaoli, más allá de las estadísticas, habla también de lo que esperamos —y toleramos— de quienes nos llevan a la cima.

Y como toda figura divisoria, su historia no termina. Se discute. Se reinterpreta. Se vive.

Frustración total: Chile y un fracaso que va más allá de los resultados

Los números no mienten. La Selección Chilena vive uno de sus peores momentos en la historia reciente. Pero reducir el presente de la Roja a estadísticas sería quedarse corto. Porque lo que se ve en la cancha —o más bien, lo que no se ve— refleja una crisis más profunda, más estructural.

Chile está fuera de todo. Sin fútbol, sin identidad, sin respuestas. Y aunque muchos han apuntado sus dardos hacia Ricardo Gareca, lo cierto es que el problema no parte ni termina con él. El “Tigre” asumió con valentía un fierro caliente, pero la herida viene de antes. Años de malas decisiones, de falta de planificación, de ausencia de recambio real.

El equipo luce desorientado. Sin ideas, sin ritmo, sin alma. Las transiciones no existen. La defensa sufre en cada pelota cruzada. El mediocampo no encuentra conducción. Y arriba, la sensación es que todo cuesta el triple.

Pero más grave que el bajo nivel futbolístico es la desconexión emocional. La Roja ya no genera ilusión. El hincha, acostumbrado a sufrir pero también a soñar, hoy solo siente resignación. La llama que encendió a un país entero durante la generación dorada parece completamente apagada.

Los rivales ya no respetan. Ya no hay temor de enfrentar a Chile. Se acabó el miedo escénico. Y eso, más que una derrota puntual, es un síntoma alarmante.

Revertir este escenario no será tarea de un solo técnico. Será necesario un proyecto serio, una reestructuración profunda y el coraje de tomar decisiones impopulares. Porque el fracaso actual no se mide solo en puntos. Se mide en la sensación de vacío que deja cada partido.

Y cuando el fútbol ya no emociona, ya no une, ya no representa... es porque algo mucho más grave está ocurriendo.