David Pizarro: Magia intacta con rabona en Italia

David Pizarro: Magia intacta con rabona en Italia

El fútbol italiano vivió un fin de semana lleno de nostalgia con la "Operazione Nostalgia", un partido amistoso que reunió a grandes leyendas de la Serie A. Entre las estrellas presentes, dos chilenos se hicieron notar: Iván Zamorano y David Pizarro.

Aunque ambos dejaron una huella imborrable en el Calcio, fue el "Fantasista" quien se robó todas las miradas. David Pizarro demostró que la calidad está intacta al despacharse una espectacular asistencia de rabona, un lujo que sacó aplausos y se viralizó rápidamente en redes sociales.

La jugada del ex mediocampista de la Fiorentina, Inter de Milán y Roma, entre otros, dejó claro que el talento no se pierde con los años y reavivó el debate entre los fanáticos. Y para ti, ¿qué tan bueno era David Pizarro?

El fútbol italiano vivió un fin de semana lleno de nostalgia con la "Operazione Nostalgia", un partido amistoso que reunió a grandes leyendas de la Serie A. Entre las estrellas presentes, dos chilenos se hicieron notar: Iván Zamorano y David Pizarro.

Aunque ambos dejaron una huella imborrable en el Calcio, fue el "Fantasista" quien se robó todas las miradas. David Pizarro demostró que la calidad está intacta al despacharse una espectacular asistencia de rabona, un lujo que sacó aplausos y se viralizó rápidamente en redes sociales.

La jugada del ex mediocampista de la Fiorentina, Inter de Milán y Roma, entre otros, dejó claro que el talento no se pierde con los años y reavivó el debate entre los fanáticos. Y para ti, ¿qué tan bueno era David Pizarro?

Recomendado

La Copa es otra cosa: pasión, mística y presión máxima

La Copa es otra cosa. Esa fue la frase más repetida en los comentarios tras el arranque de una nueva edición del certamen más importante a nivel de clubes del continente. No es solo un torneo más. Es una competencia donde cada segundo cuenta, donde la presión es distinta y donde el fútbol se vive con una intensidad inigualable.

Así lo reconocieron los propios protagonistas, quienes coinciden en que disputar la Copa Libertadores no se parece a nada. “Se juega con otra mística, con otra garra, con otra pasión”, decían algunos. Y es que en esta competencia no basta con talento. Se necesita carácter, convicción, temple para resistir y audacia para ir a buscar.

Los errores se pagan más caro. Los triunfos se celebran con más alma. Cada partido es una final. Y eso se refleja en la cancha y en la tribuna. La Copa es un escenario donde nacen ídolos y también donde se derrumban certezas.

Chile, que sabe de gloria reciente en esta competencia, enfrenta un nuevo desafío con una generación en plena transición. El recuerdo de las Copas ganadas en 2015 y 2016 sigue vivo, pero el presente exige nuevos nombres, nuevas historias.

Y ahí está el punto clave: en la Copa no hay margen. La exigencia es máxima. Pero también lo es la oportunidad. Cada jugador que entra sabe que puede dejar huella, que puede ganarse un lugar en la memoria colectiva.

Porque sí, la Copa es otra cosa. Y quien no lo entienda, no dura mucho.

Y para quienes la siguen desde afuera, también es especial. Cada gol, cada polémica, cada momento tenso se vive con el corazón en la mano. Porque cuando el fútbol se juega con esta intensidad, se transforma en algo más que un deporte: se transforma en identidad.

Un córner con altura de miras

En el fútbol, los detalles marcan la diferencia. Que lo diga sino el ejecutante de este particular córner, que debió aprovechar las bondades del terreno de juego.