Pasión azul: La leona más tierna del Nacional

Pasión azul: La leona más tierna del Nacional

En la previa del duelo entre Universidad de Chile y Guaraní, los hinchas azules comenzaron a llegar en masa al Estadio Nacional para alentar al "Romántico Viajero". Y en medio de la marea de fanáticos, la cobertura Minuto 90 en terreno se encontró con una postal que enterneció a todos: una madre y su pequeña hija, listas para vivir la fiesta del fútbol.

Se trata de Tatiana y su hija Pascal, de tan solo dos años, quien llegó al coloso de Ñuñoa con un especial disfraz de leona, símbolo del club. Para su madre, la pasión se hereda. "Es una pasión muy grande que mi hija (tiene) desde la guata", confesó, explicando que, si bien es la segunda vez que la pequeña asiste al estadio, es la primera que lo hace caracterizada como el animal que representa al equipo.

Lejos de cualquier temor o inseguridad, Tatiana destacó el ambiente familiar y seguro que se vive en las gradas. "Súper cómoda, la verdad. Aquí todos los chiquillos, aunque uno no se conozca, somos todos camaradas", aseguró, demostrando que el fútbol puede y debe ser un espacio para todos. ¿Y el pronóstico para el partido? La respuesta fue clara y llena de fe: "Ganar, ganar". Una verdadera postal del amor incondicional por los colores.

En la previa del duelo entre Universidad de Chile y Guaraní, los hinchas azules comenzaron a llegar en masa al Estadio Nacional para alentar al "Romántico Viajero". Y en medio de la marea de fanáticos, la cobertura Minuto 90 en terreno se encontró con una postal que enterneció a todos: una madre y su pequeña hija, listas para vivir la fiesta del fútbol.

Se trata de Tatiana y su hija Pascal, de tan solo dos años, quien llegó al coloso de Ñuñoa con un especial disfraz de leona, símbolo del club. Para su madre, la pasión se hereda. "Es una pasión muy grande que mi hija (tiene) desde la guata", confesó, explicando que, si bien es la segunda vez que la pequeña asiste al estadio, es la primera que lo hace caracterizada como el animal que representa al equipo.

Lejos de cualquier temor o inseguridad, Tatiana destacó el ambiente familiar y seguro que se vive en las gradas. "Súper cómoda, la verdad. Aquí todos los chiquillos, aunque uno no se conozca, somos todos camaradas", aseguró, demostrando que el fútbol puede y debe ser un espacio para todos. ¿Y el pronóstico para el partido? La respuesta fue clara y llena de fe: "Ganar, ganar". Una verdadera postal del amor incondicional por los colores.

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¿Colo Colo llega mal… o llega bien? El dilema que marca su estreno copero

Colo Colo vuelve a la Copa Libertadores con más preguntas que certezas. No es novedad que el Cacique enfrente momentos de turbulencia justo antes de un debut internacional, pero esta vez el escenario parece más complejo: juego irregular, dudas tácticas y una hinchada que empieza a impacientarse.

La pregunta se instala con fuerza: ¿llega mal… o llega bien?

Depende de dónde se mire. Desde el análisis inmediato, el equipo de Jorge Almirón arrastra problemas de funcionamiento, bajo rendimiento en piezas clave y resultados dispares en el torneo local. A eso se suma la presión interna: el hincha albo no espera participaciones decorativas en el torneo continental. Quiere competir. Quiere avanzar.

Pero también hay otro factor: la camiseta pesa. La historia juega. Y eso es algo que Colo Colo conoce como pocos. Porque hay noches donde el presente importa menos que la memoria colectiva. Donde basta una jugada, una victoria, un estadio encendido para cambiar la narrativa.

El equipo chileno, pese a sus dudas, llega con un plantel que mezcla experiencia copera y juventud con hambre. Jugadores que han vivido estas instancias y saben lo que significa representar al único club nacional que ha levantado la Libertadores.

El margen es estrecho. Una buena actuación puede levantar el proyecto; una caída podría acelerar los cuestionamientos. Pero el fútbol tiene esas paradojas: a veces, los equipos más cuestionados son los que terminan sorprendiendo.

¿Llega mal? Puede ser. ¿Llega listo para competir? Esa es la verdadera incógnita. Porque en la Libertadores, no gana siempre el que está mejor. Gana el que resiste. El que impone respeto. El que recuerda quién es.

Y Colo Colo, aunque no lo parezca, nunca deja de ser Colo Colo.