¡Pasión azul desde la cuna!

¡Pasión azul desde la cuna!

Una imagen conmovedora se ha vuelto viral en las redes sociales, mostrando la inmensa pasión por Universidad de Chile que se hereda de generación en generación. Durante el duelo de los azules ante Botafogo, un padre fue captado en la galería cantando con fervor junto a su pequeño hijo, una escena descrita por muchos como "el verdadero sueño azul".

El registro audiovisual, que según la transcripción generó exclamaciones como un simple pero elocuente "Oh, tenemos. Oh." entre quienes lo presenciaban en directo, venía acompañado de un caption aún más potente: "NO PUEDO IR A SALA CUNA, TENGO LIBERTADORES ". Esta frase resume de manera brillante la devoción futbolística que se inculca desde los primeros años de vida.

El emotivo video fue originalmente compartido por el usuario @chomen_ en Instagram.

Y tú, ¿también fuiste llevado al estadio desde guagua? ¡Comparte tu experiencia en los comentarios!

Una imagen conmovedora se ha vuelto viral en las redes sociales, mostrando la inmensa pasión por Universidad de Chile que se hereda de generación en generación. Durante el duelo de los azules ante Botafogo, un padre fue captado en la galería cantando con fervor junto a su pequeño hijo, una escena descrita por muchos como "el verdadero sueño azul".

El registro audiovisual, que según la transcripción generó exclamaciones como un simple pero elocuente "Oh, tenemos. Oh." entre quienes lo presenciaban en directo, venía acompañado de un caption aún más potente: "NO PUEDO IR A SALA CUNA, TENGO LIBERTADORES ". Esta frase resume de manera brillante la devoción futbolística que se inculca desde los primeros años de vida.

El emotivo video fue originalmente compartido por el usuario @chomen_ en Instagram.

Y tú, ¿también fuiste llevado al estadio desde guagua? ¡Comparte tu experiencia en los comentarios!

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Como en los viejos tiempos: Pirlo y el eterno arte de patear un tiro libre

Hay jugadores que no necesitan presentación. Basta verlos pararse frente a un balón detenido para saber que algo especial está por ocurrir. Andrea Pirlo es uno de ellos.

Esta semana, una imagen recorrió las redes: un tiro libre ejecutado con maestría, sin carreras innecesarias, sin trucos modernos. Solo talento puro. El balón se eleva por sobre la barrera y se cuela en el ángulo con esa curva lenta y elegante que tanto lo caracterizó. El estadio, aunque sea en un amistoso, se rinde ante la magia.

No es un partido oficial. Ni siquiera una competencia de alto nivel. Pero no importa. Porque cuando el fútbol se convierte en arte, el contexto es secundario. Lo que vimos fue un guiño al pasado, un momento que recordó por qué Pirlo marcó una época.

El gol fue ante Tottenham Hotspur, vistiendo la camiseta de su querido AC Milan en un partido de leyendas. Y aunque las piernas ya no se muevan como antes, el cerebro sigue siendo el mismo. Esa lectura del juego, esa ejecución quirúrgica. Como si el tiempo no pasara.

Pirlo fue mucho más que un mediocampista elegante. Fue un arquitecto en medio del caos. Un jugador que hacía simple lo complejo. Que transformó los tiros libres en pinceladas. Y ver que, incluso hoy, puede repetirlo con esa naturalidad, nos recuerda por qué lo admiramos.

Este tipo de momentos conectan con la nostalgia. Con los domingos de Serie A en la televisión, con los penales a lo Panenka en Mundiales, con el mediocampo de Italia que tocaba como si jugara al ajedrez.

En tiempos de intensidad desbordante, de transiciones eléctricas y pressing asfixiante, ver a Pirlo volver a hacer lo suyo es un regalo. Un suspiro. Un homenaje al fútbol pensado, pausado y preciso.

Como en los viejos tiempos. Y ojalá no sea la última vez.