Eduardo Sacheri: Maradona y las Malvinas

Eduardo Sacheri: Maradona y las Malvinas

El reconocido escritor argentino Eduardo Sacheri fue el invitado especial en el programa Reino Fútbol, conducido por Cristián Arcos, donde se abordó la profunda conexión entre la Guerra de las Malvinas y la figura de Diego Armando Maradona. Sacheri, autor de la novela “Demasiado Lejos” que explora el conflicto bélico, analizó el impacto del astro argentino en el sentir popular tras la guerra.

"Este muchacho está condenado al cielo y el infierno para siempre", comenzó Sacheri, refiriéndose a Maradona. El escritor contextualizó la victoria de Argentina en el Mundial de 1986, apenas cuatro años después del conflicto de Malvinas. "Argentina sale campeón del mundo de fútbol con Maradona como estandarte, que no puede ser más argentino. Y Argentina le gana dos a uno [a Inglaterra] con dos goles de Maradona: el famoso gol con la Mano de Dios y el probablemente mejor gol de los mundiales".

Sacheri profundizó en el significado de aquel triunfo: "Cuatro años después de Malvinas, ningún muerto, ningún soldado muerto iba a resucitar porque le ganaras a Inglaterra. Ni las islas iban a volver a la Argentina. Pero perder era como redoblar la tragedia y el dolor". En este sentido, explicó que "buena parte del lugar mítico que tiene Maradona en la cultura argentina tiene mucho que ver con esa reparación. Porque así se vivió, como una reparación".

El autor de "La pregunta de sus ojos" describió a Maradona como "un personaje increíble en sí mismo", destacando la dualidad de sus acciones en aquel partido histórico: "Necesitas la picardía ilegal y al mismo tiempo la genialidad artística. Y Maradona te propone las dos cosas". Sacheri concluyó con una reflexión personal: "No soy de idolatrar, pero sí soy de agradecer. Yo no lo voy a criticar nunca en público, aunque lo merezca, porque le debo esto".

📺 Recuerda que puedes revivir este gran capítulo de Reino Fútbol en el canal de YouTube de Minuto 90 y en las pantallas de Zapping Sports.

El reconocido escritor argentino Eduardo Sacheri fue el invitado especial en el programa Reino Fútbol, conducido por Cristián Arcos, donde se abordó la profunda conexión entre la Guerra de las Malvinas y la figura de Diego Armando Maradona. Sacheri, autor de la novela “Demasiado Lejos” que explora el conflicto bélico, analizó el impacto del astro argentino en el sentir popular tras la guerra.

"Este muchacho está condenado al cielo y el infierno para siempre", comenzó Sacheri, refiriéndose a Maradona. El escritor contextualizó la victoria de Argentina en el Mundial de 1986, apenas cuatro años después del conflicto de Malvinas. "Argentina sale campeón del mundo de fútbol con Maradona como estandarte, que no puede ser más argentino. Y Argentina le gana dos a uno [a Inglaterra] con dos goles de Maradona: el famoso gol con la Mano de Dios y el probablemente mejor gol de los mundiales".

Sacheri profundizó en el significado de aquel triunfo: "Cuatro años después de Malvinas, ningún muerto, ningún soldado muerto iba a resucitar porque le ganaras a Inglaterra. Ni las islas iban a volver a la Argentina. Pero perder era como redoblar la tragedia y el dolor". En este sentido, explicó que "buena parte del lugar mítico que tiene Maradona en la cultura argentina tiene mucho que ver con esa reparación. Porque así se vivió, como una reparación".

El autor de "La pregunta de sus ojos" describió a Maradona como "un personaje increíble en sí mismo", destacando la dualidad de sus acciones en aquel partido histórico: "Necesitas la picardía ilegal y al mismo tiempo la genialidad artística. Y Maradona te propone las dos cosas". Sacheri concluyó con una reflexión personal: "No soy de idolatrar, pero sí soy de agradecer. Yo no lo voy a criticar nunca en público, aunque lo merezca, porque le debo esto".

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El viejo debate: ¿ver campeón a tu equipo o a tu país?

Hay una pregunta que atraviesa generaciones, discusiones de sobremesa, mesas de café y cabinas radiales: ¿Qué prefieres? ¿Ver campeón a tu selección en un Mundial o a tu equipo en la Copa Libertadores?

No hay respuesta correcta. Pero sí hay pasiones distintas.

En Reino Fútbol, Kaiser lo dijo sin titubeos: prefiere ver a la U campeón de la Libertadores que a Chile ganando el Mundial. Y esa afirmación, lejos de ser polémica, abre una reflexión más profunda sobre los afectos que construimos en el fútbol.

Para muchos, el club es lo cotidiano. Es lo que se hereda, lo que se vive semana a semana, lo que acompaña en las buenas y en las malas. El club está en la ciudad, en la familia, en la memoria de infancia. La selección, en cambio, aparece de forma más esporádica. Es la nación. Es el estallido colectivo. Pero para muchos, no tiene la misma intimidad emocional.

La Copa Libertadores es el sueño continental. El título que obsesiona. El que separa a los clubes grandes de los legendarios. Y cuando tu equipo nunca la ha ganado, como le pasa a Universidad de Chile, el deseo se vuelve aún más profundo. Casi vital.

Por otro lado, ganar un Mundial parece el pináculo absoluto del fútbol. La gloria máxima. Pero para algunos, es un logro que no toca tan de cerca como lo haría ver a su escudo levantar la copa en Sudamérica.

Este viejo debate no tiene ganadores. Solo tiene hinchas. Y en ese sentido, cada respuesta es legítima. Porque lo importante no es qué elegirías tú. Lo importante es que el fútbol nos hace imaginar esas posibilidades, y en ese ejercicio, nos recuerda por qué lo amamos tanto.

Entre cracks se entienden: la admiración detrás del relato

En el fútbol, el talento reconoce al talento. Es una ley no escrita, pero inquebrantable. Lo mismo ocurre con quienes lo relatan, lo sienten y lo traducen para millones de hinchas. Y pocas veces queda tan claro como cuando un relator consagrado confiesa su respeto por otro.

Eso fue lo que hizo recientemente Gustavo Huerta, una de las voces más queridas del relato deportivo chileno, al referirse a Juan Manuel Ramírez Kloss, histórico periodista y relator argentino. Con humildad y admiración, Huerta reveló que lo estudió, que grabó sus transmisiones, que escuchó cada inflexión de su voz para aprender.

“Grabé una transmisión, lo estudié. Me impresionó lo que hacía. Era elegante, era fino, con frases limpias. Lo escuchabas y no te agredía. Parecía un tipo bueno”, relató. Más allá del contenido, lo que transmite esta confesión es claro: entre cracks se entienden.

Huerta no necesitaba halagar a Kloss para validar su carrera. Pero lo hizo porque quienes aman el relato saben que ese arte tiene historia, tiene legado, tiene referentes. Y reconocer al otro, lejos de disminuir, enriquece.

En un medio competitivo, donde a veces prima el ego, este tipo de gestos reconcilian al fútbol con su raíz más noble: el respeto. El respeto por los que vinieron antes, por los que abrieron camino, por los que enseñaron sin querer.

Y es que en el relato, como en la cancha, el talento se reconoce sin necesidad de palabras. Pero cuando se expresan, valen doble.

Porque sí, entre cracks se entienden. Y entre quienes sienten el fútbol de verdad, también.