La amarga derrota de La Roja ante Argentina

La amarga derrota de La Roja ante Argentina

En una nueva columna para Minuto 90, la periodista Grace Lazcano nos entrega su análisis directamente desde Quito, Ecuador, sobre la dolorosa y amarga derrota que sufrió la Selección Chilena Femenina frente a Argentina por la Copa América.

La Roja Femenina cayó en su segundo partido del torneo en un encuentro que dejó sensaciones encontradas. Durante los primeros 45 minutos, el equipo dirigido por Luis Mena dominó las acciones y se generó las ocasiones más claras. De hecho, el marcador se abrió para Chile al minuto 11, tras una excelente presión de Karen Araya que fue capitalizada por Daniela Pardo, quien anotó su primer gol en esta edición de la copa.

Sin embargo, la historia cambió por completo en la segunda mitad. Argentina se mostró superior y, sobre todo, mucho más efectiva de cara al arco, marcando los goles del triunfo a los minutos 75 y 90. El técnico chileno intentó contrarrestar el cansancio del mediocampo con el ingreso de jugadoras como Gisela Pino, en reemplazo de Yanara Aedo y Yessenia López, pero no fue suficiente para sostener la ventaja.

El resultado final también estuvo marcado por la polémica, con dudas en el arbitraje tras una clara acción de penal sobre Mary Valencia que no fue sancionada. Para complicar más el panorama, Yenny Acuña fue expulsada con tarjeta roja, por lo que se perderá el próximo desafío. A pesar del traspié, las sensaciones en cuanto al juego son positivas y la fe en clasificar a la siguiente ronda se mantiene intacta. Ahora, Chile ya trabaja pensando en su siguiente rival, Ecuador, al que enfrentará el próximo lunes a las 20:00 horas (de Chile) en el Estadio Independiente del Valle.

En una nueva columna para Minuto 90, la periodista Grace Lazcano nos entrega su análisis directamente desde Quito, Ecuador, sobre la dolorosa y amarga derrota que sufrió la Selección Chilena Femenina frente a Argentina por la Copa América.

La Roja Femenina cayó en su segundo partido del torneo en un encuentro que dejó sensaciones encontradas. Durante los primeros 45 minutos, el equipo dirigido por Luis Mena dominó las acciones y se generó las ocasiones más claras. De hecho, el marcador se abrió para Chile al minuto 11, tras una excelente presión de Karen Araya que fue capitalizada por Daniela Pardo, quien anotó su primer gol en esta edición de la copa.

Sin embargo, la historia cambió por completo en la segunda mitad. Argentina se mostró superior y, sobre todo, mucho más efectiva de cara al arco, marcando los goles del triunfo a los minutos 75 y 90. El técnico chileno intentó contrarrestar el cansancio del mediocampo con el ingreso de jugadoras como Gisela Pino, en reemplazo de Yanara Aedo y Yessenia López, pero no fue suficiente para sostener la ventaja.

El resultado final también estuvo marcado por la polémica, con dudas en el arbitraje tras una clara acción de penal sobre Mary Valencia que no fue sancionada. Para complicar más el panorama, Yenny Acuña fue expulsada con tarjeta roja, por lo que se perderá el próximo desafío. A pesar del traspié, las sensaciones en cuanto al juego son positivas y la fe en clasificar a la siguiente ronda se mantiene intacta. Ahora, Chile ya trabaja pensando en su siguiente rival, Ecuador, al que enfrentará el próximo lunes a las 20:00 horas (de Chile) en el Estadio Independiente del Valle.

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Beausejour y la revancha personal que se celebra en silencio

Hay momentos en la carrera de un futbolista que no aparecen en los titulares, pero que lo cambian todo. Jean Beausejour vivió uno de esos instantes cuando, en plena concentración con la Selección Chilena, se enteró de que finalmente iba a ser titular. No era un partido cualquiera, no era una alineación más. Era la confirmación de que el trabajo, muchas veces silencioso y fuera de foco, finalmente había rendido frutos.

“Yo le había dicho a un par de compañeros que iba a jugar”, confesó tiempo después. Pero su reacción no fue de euforia ni de alegría desbordada. Fue de determinación. “No me vengan a abrazar ahora”, soltó. Porque Beausejour sabía que el fútbol está lleno de momentos en que se aplaude tarde, cuando la convicción ya viene de antes.

El lateral izquierdo, símbolo de la Generación Dorada, siempre tuvo una relación especial con la Roja. Con dos Mundiales encima, títulos con la camiseta de Chile y una carrera forjada con esfuerzo, su recorrido ha sido más de constancia que de flashes. Y en ese partido, cuando todos esperaban a otro, él demostró que todavía estaba para competir al más alto nivel.

Ese “no me vengan a abrazar ahora” no fue un desprecio. Fue una sentencia. Un mensaje para quienes dudan, para quienes aplauden solo cuando el éxito ya es evidente. Porque Beausejour nunca necesitó aprobación externa para rendir. Su motivación venía de adentro, de ese fuego que arde en los verdaderos profesionales.

En tiempos donde las carreras se construyen a golpe de viralizaciones y marketing, Beausejour nos recuerda que el fútbol sigue premiando a los que no bajan los brazos. A los que se preparan cuando nadie los ve. A los que hablan menos y corren más.

Y en silencio, como tantas veces, volvió a ganarse el respeto de todos.

Bicampeones de América: ¿con cuántos de ellos te gustaría jugar?

Al mirar hacia atrás, es inevitable sentir que fuimos testigos de algo irrepetible. La generación dorada del fútbol chileno no solo rompió récords. Nos regaló identidad, carácter y una forma única de competir. Hoy, varios de esos nombres ya no están en las nóminas, pero siguen presentes en la memoria colectiva de los hinchas. Y ante la pregunta que nos plantea Pelotazo: “¿Con cuántos de esos bicampeones de América te gustaría jugar?”, la respuesta tiene más emoción que táctica.

Porque no se trata solo de talento. Se trata de mística. De temperamento. De entender el peso de la camiseta. Y esa camada, la que conquistó las Copas América de 2015 y 2016, lo entendió todo.

Claudio Bravo, con su liderazgo sereno y atajadas imposibles, fue el muro que sostuvo más de una hazaña. Gary Medel, símbolo de garra y entrega, jugaba como si cada partido fuera el último. Arturo Vidal, pura potencia, carácter y despliegue. Charles Aránguiz, el silencioso que hacía jugar a todos. Alexis Sánchez, incansable, impredecible, desequilibrante. Y Eduardo Vargas, el que convirtió goles como si fuera lo más simple del mundo.

¿Con cuántos de ellos te gustaría compartir cancha? ¿A quién dejarías afuera? Preguntas imposibles. Porque fueron un equipo de verdad. Se potenciaban entre sí. Se cubrían las espaldas. Se peleaban y se abrazaban con la misma intensidad.

Hoy, que el fútbol chileno busca reconstruirse, la nostalgia por esos bicampeones se vuelve aún más poderosa. No porque vivamos del pasado, sino porque aún no aparece una generación que nos haga olvidar aquella. Y eso habla de lo grande que fueron.

El legado de los bicampeones no está solo en los títulos. Está en la forma en que nos hicieron sentir. En cómo se enfrentaban sin miedo a gigantes. En cómo hicieron que millones creyeran que sí era posible.

¿Con cuántos de ellos jugarías? Tal vez con todos. Porque juntos, escribieron la página más gloriosa del fútbol chileno.