Julio Martínez: el legado del más grande

Julio Martínez: el legado del más grande

En el marco del Día Internacional del Periodista Deportivo, celebrado cada 2 de julio, es una obligación en la industria rendir homenaje a una figura inigualable: el gran Julio Martínez. Su legado no solo marcó una época, sino que se convirtió en un estándar de excelencia que inspira a las nuevas generaciones de comunicadores.

Con un cuidado por la palabra y un “castellano perfecto”, JM trascendió las canchas de fútbol. Fue un hombre que, al ser reconocido por la Real Academia de la Lengua, habló de la “latencia de un corazón regocijado” y que se dirigía a su público como los “amables oyentes”. Su voz no solo narró hazañas deportivas, sino que también se alzó con indignación ante la mercantilización del fútbol, como cuando criticó la venta de Unión Española.

La influencia de Julio Martínez excedió por completo el ámbito deportivo. En la primera Teletón, con un discurso improvisado, despertó los corazones de millones al clamar “un canto a la vida, un canto a la dicha, un canto al amor”. Asimismo, dejó reflexiones profundas sobre la humanidad, como cuando afirmó: “¿Usted cree que alguien gana con la guerra? La guerra la pierde la humanidad”.

JM se transformó en parte de la cultura, la historia y la familia de Chile. Antes de él, el periodismo deportivo era distinto; después de él, todo cambió. Por eso, recordarlo es un deber, y rendirle tributo es simplemente un acto de “justicia divina para el mejor de los nuestros”. Gracias por todo, maestro.

En el marco del Día Internacional del Periodista Deportivo, celebrado cada 2 de julio, es una obligación en la industria rendir homenaje a una figura inigualable: el gran Julio Martínez. Su legado no solo marcó una época, sino que se convirtió en un estándar de excelencia que inspira a las nuevas generaciones de comunicadores.

Con un cuidado por la palabra y un “castellano perfecto”, JM trascendió las canchas de fútbol. Fue un hombre que, al ser reconocido por la Real Academia de la Lengua, habló de la “latencia de un corazón regocijado” y que se dirigía a su público como los “amables oyentes”. Su voz no solo narró hazañas deportivas, sino que también se alzó con indignación ante la mercantilización del fútbol, como cuando criticó la venta de Unión Española.

La influencia de Julio Martínez excedió por completo el ámbito deportivo. En la primera Teletón, con un discurso improvisado, despertó los corazones de millones al clamar “un canto a la vida, un canto a la dicha, un canto al amor”. Asimismo, dejó reflexiones profundas sobre la humanidad, como cuando afirmó: “¿Usted cree que alguien gana con la guerra? La guerra la pierde la humanidad”.

JM se transformó en parte de la cultura, la historia y la familia de Chile. Antes de él, el periodismo deportivo era distinto; después de él, todo cambió. Por eso, recordarlo es un deber, y rendirle tributo es simplemente un acto de “justicia divina para el mejor de los nuestros”. Gracias por todo, maestro.

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Palma: "Mariano Closs es el mejor"

Entre cracks se entienden. El reconocido relator chileno, Claudio Palma, fue el invitado estelar en el programa Reino Fútbol, conducido por Cristián Arcos. En una distendida conversación, Palma no tuvo reparos en señalar al argentino Mariano Closs como su máximo referente en el arte de narrar fútbol.

Consultado sobre sus influencias, Palma fue categórico: “A mí Closs es el mejor”, afirmó, incluso recordando el vibrante estilo del argentino al narrar una jugada: “Se viene arriba... viene Orión, se le escapa Pezzella, ¡gol, goool!”. El "Negro" Palma detalló cómo analizó el trabajo del trasandino: “Estudié a Closs, grabé una transmisión, lo estudié de la A a la Z y concluí que el sonsonete te marca una diferencia tremenda”. Además, reconoció la particularidad del estilo argentino: “Yo sé que acá es difícil lo que se estila en Argentina”.

Palma también profundizó en la diferencia entre el rol del relator y el del comentarista. “Latorre, Closs, Espina con Simón son muy buenos, pero a mí me gusta el relator. Relator”, explicó. Sobre la dinámica en una transmisión, señaló: “Si estamos trabajando los dos [relator y comentarista], yo voy a condicionar ineludiblemente algún comentario. Digo, ‘para mí fue penal’, entonces se provoca algo disonante. (...) Tú [el comentarista] estás para analizar, estás más fresco. Yo estoy con la cabeza a mil por hora, compadre, para no equivocarme”.

Finalmente, Palma destacó la esencia del buen narrador, refiriéndose a figuras analíticas pero reafirmando su preferencia: “Simón entra, es muy capo, gran periodista, gran panelista, pero a mí me gustan los relatores. Closs relata”, sentenció. “O sea, los conectores son los mismos: se acomoda, recibe, recepciona… y eso es el estilo”, concluyó el comunicador chileno.

Revive la conversación completa con Claudio Palma en Reino Fútbol, disponible en nuestro canal de YouTube. Y para ti, ¿quién es el mejor relator del continente?

El origen de la chilena

En una nueva edición de su popular sección #arcostecuenta, Cristián Arcos se sumergió en los anales del fútbol para desentrañar el origen de una de las maniobras más espectaculares y reconocidas a nivel mundial: la chilena. Respondiendo a las consultas de los seguidores de Minuto 90, Arcos relató la fascinante historia detrás de esta acrobática jugada y el porqué de su nombre, ligada intrínsecamente a una figura clave: Ramón Unzaga.

La historia nos traslada a Ramón Unzaga, nacido en el País Vasco, España, quien llegó a Chile a los 14 años junto a su familia, estableciéndose en la zona de Talcahuano. Además de trabajar como contador y bombero, Unzaga deslumbraba en los equipos locales con una pirueta insólita para la época: lanzarse de espaldas para impactar el balón con fuerza en el aire. Esta jugada, que realizaba "tres, cuatro veces por partido", comenzó a ser conocida como la "chorera", en alusión al gentilicio de la gente y los equipos de Talcahuano.

Unzaga adoptó la nacionalidad chilena y defendió los colores de la Selección Chilena, llegando incluso a ser su capitán entre 1916 y 1920. Fue precisamente durante sus participaciones con el combinado nacional que la prensa argentina, asombrada por la coordinación y audacia del futbolista chileno al ejecutar repetidamente esta maniobra, la bautizó como "la chilena".

Lamentablemente, Ramón Unzaga falleció prematuramente a los 31 años debido a un infarto. Sin embargo, su legado perdura. En 2014, se erigió un monumento en las afueras del estadio El Morro de Talcahuano, inmortalizando a Unzaga en plena ejecución de la famosa jugada.