Gay Gooners: La historia que inspira al fútbol

Gay Gooners: La historia que inspira al fútbol

En el marco de una nueva conmemoración del Día del Orgullo, la periodista Grace Lazcano recuerda la inspiradora historia de los Gay Gooners, un ejemplo de inclusión y lucha contra la homofobia que busca expandirse por todo el mundo del fútbol, reafirmando que este deporte es para todos y todas, sin distinción.

El origen de esta pionera agrupación se remonta al año 2010, cuando en el Arsenal Supporters Forum se decidió dar un espacio a un representante de la comunidad LGBTIQ+. Stuart Sheldy asumió el rol y comenzó a trabajar directamente con la directiva del Arsenal, quienes entendieron que para combatir la homofobia era fundamental terminar con la invisibilidad de los hinchas de la diversidad sexual en los estadios.

El gran paso se concretó en 2013. El club londinense les asignó un palco en el estadio y proyectó un mensaje de apoyo en las vallas publicitarias led a un costado de la cancha. Ese año nacieron oficialmente los Gay Gooners, convirtiéndose en el primer grupo de hinchas de fútbol de la comunidad, además de ser los primeros en marchar en el London Pride. Hoy, la agrupación cuenta con más de 2.000 miembros en todo el mundo y un lienzo permanente en el Emirates Stadium.

La historia de los Gay Gooners sirve como un poderoso recordatorio. En el Mes del Orgullo, muchos equipos cambian sus logos con la bandera del Pride, pero la reflexión va más allá: ¿qué está haciendo realmente tu club para combatir la homofobia y para que sus hinchas miembros de la comunidad LGBTIQ+ se sientan seguros y bienvenidos en el estadio?

En el marco de una nueva conmemoración del Día del Orgullo, la periodista Grace Lazcano recuerda la inspiradora historia de los Gay Gooners, un ejemplo de inclusión y lucha contra la homofobia que busca expandirse por todo el mundo del fútbol, reafirmando que este deporte es para todos y todas, sin distinción.

El origen de esta pionera agrupación se remonta al año 2010, cuando en el Arsenal Supporters Forum se decidió dar un espacio a un representante de la comunidad LGBTIQ+. Stuart Sheldy asumió el rol y comenzó a trabajar directamente con la directiva del Arsenal, quienes entendieron que para combatir la homofobia era fundamental terminar con la invisibilidad de los hinchas de la diversidad sexual en los estadios.

El gran paso se concretó en 2013. El club londinense les asignó un palco en el estadio y proyectó un mensaje de apoyo en las vallas publicitarias led a un costado de la cancha. Ese año nacieron oficialmente los Gay Gooners, convirtiéndose en el primer grupo de hinchas de fútbol de la comunidad, además de ser los primeros en marchar en el London Pride. Hoy, la agrupación cuenta con más de 2.000 miembros en todo el mundo y un lienzo permanente en el Emirates Stadium.

La historia de los Gay Gooners sirve como un poderoso recordatorio. En el Mes del Orgullo, muchos equipos cambian sus logos con la bandera del Pride, pero la reflexión va más allá: ¿qué está haciendo realmente tu club para combatir la homofobia y para que sus hinchas miembros de la comunidad LGBTIQ+ se sientan seguros y bienvenidos en el estadio?

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El legado de Sócrates: cuando el fútbol también fue revolución

No todos los ídolos se construyen a partir de títulos. Algunos lo hacen desde la conciencia, desde la valentía, desde la historia. Sócrates, el “Doctor”, fue uno de esos. Un jugador que no solo fue símbolo de talento dentro de la cancha, sino también de resistencia fuera de ella.

En plena dictadura militar en Brasil, mientras el país vivía tiempos oscuros, Sócrates lideró un movimiento inédito en el fútbol profesional: la Democracia Corinthiana. En un mundo donde el jugador solía ser objeto de decisiones ajenas, el “Doctor” y sus compañeros impulsaron una forma de autogobierno al interior del club Corinthians. Cada voto valía lo mismo: desde la estrella del equipo hasta el utilero. Entrenar o no entrenar, concentrar o no concentrar, fichajes, decisiones estratégicas: todo se decidía democráticamente.

Pero lo que comenzó como una forma interna de organización, pronto se convirtió en una bandera. Sócrates utilizó su voz, su prestigio y su inteligencia para enviar un mensaje: el fútbol también puede ser una plataforma de cambio. En un país censurado, el Corinthians se convirtió en símbolo de libertad.

Las camisetas negras llevaban inscritas frases como “Democracia” y los jugadores alzaban sus puños en alto antes de cada partido. En las tribunas, miles de brasileños encontraron un espacio para expresar lo que no podían decir en las calles. Y Sócrates era el rostro de esa revolución.

Podría haberse ido a Europa, pero se quedó. Porque entendía que su lugar estaba ahí, donde el fútbol podía servir para algo más que ganar partidos. Y aunque nunca levantó una Copa del Mundo, su legado es aún más profundo.

Hoy, cuando se habla de activismo en el deporte, cuando los jugadores se manifiestan por justicia, por equidad, por dignidad, hay que mirar hacia atrás. Y ahí estará Sócrates, con su cabeza levantada, con su brazalete al brazo, recordándonos que un gol puede valer mucho, pero una idea clara puede cambiarlo todo.

El legado de Sócrates no se mide en trofeos. Se mide en conciencia. Y sigue más vivo que nunca.