27 de mayo: Día del hincha de Cobresal

27 de mayo: Día del hincha de Cobresal

El 27 de mayo se ha convertido en una fecha especial y cargada de emoción para toda la familia de Cobresal. El club minero ha instituido este día como el Día del Hincha Cobresalino, en un sentido homenaje a la memoria de Gabriel "Gabo" Ortiz, un joven cuya pasión por los colores albinaranjas dejó una huella imborrable en El Salvador. Esta conmemoración se enmarca en las #efeméridesm90 que recuerdan momentos y personajes significativos del fútbol.

La historia de Gabo es narrada con profunda emoción por su mejor amigo, Maximiliano Lizana. "El factor principal de nuestra amistad claramente era Cobresal. El Gabo sin duda alguna era el mejor hincha que un club pudiera tener", recuerda Lizana. Conocido afectuosamente como "El niño del bombo", Gabo canalizó su amor por el equipo desde temprana edad, siendo parte activa de la "bandita" que alentaba al cuadro legionario en el estadio El Cobre.

Juntos, Gabo y Maximiliano, se embarcaron en la misión de transformar la manera de alentar durante la temporada 2023. "Empezamos a organizarnos para adornar el estadio del Cobre como nunca antes. Dedicamos gran parte de nuestro cuarto medio a eso", relata Maximiliano, recordando anécdotas como la de su compañero Mateo, quien viajó a ver a Cobresal contra O'Higgins dos días antes de rendir la PAES. Aunque el equipo no logró el campeonato ese año, su esfuerzo tuvo un momento cúlmine en el partido contra Universidad de Chile, donde lograron llevar extintores para el recibimiento del equipo, "algo único que se veía muy lejano". Esta dedicación no pasó desapercibida, recibiendo el reconocimiento del club e incluso la camiseta del jugador Nelson Sepúlveda como agradecimiento.

La pasión de Gabo trascendió fronteras, llegando a acompañar a Cobresal hasta Sao Paulo en una de sus aventuras conjuntas. Gabo partió un 27 de mayo, pero su legado como fiel hincha cobresalino quedó grabado "con letras de cobre" en la historia del club. En el marco del 46° aniversario de Cobresal, y según el testimonio de su amigo grabado tras dicha celebración, se proclamó oficialmente el 27 de mayo –día de la partida de Gabriel– como el Día del Hincha Cobresalino. Un tributo perenne al amor, la pasión y la dedicación de Gabo por su club. Desde Minuto 90, extendemos un abrazo a todos los hinchas mineros y celebramos que el recuerdo de Gabo Ortiz viva por siempre e inspire a las nuevas generaciones.

El 27 de mayo se ha convertido en una fecha especial y cargada de emoción para toda la familia de Cobresal. El club minero ha instituido este día como el Día del Hincha Cobresalino, en un sentido homenaje a la memoria de Gabriel "Gabo" Ortiz, un joven cuya pasión por los colores albinaranjas dejó una huella imborrable en El Salvador. Esta conmemoración se enmarca en las #efeméridesm90 que recuerdan momentos y personajes significativos del fútbol.

La historia de Gabo es narrada con profunda emoción por su mejor amigo, Maximiliano Lizana. "El factor principal de nuestra amistad claramente era Cobresal. El Gabo sin duda alguna era el mejor hincha que un club pudiera tener", recuerda Lizana. Conocido afectuosamente como "El niño del bombo", Gabo canalizó su amor por el equipo desde temprana edad, siendo parte activa de la "bandita" que alentaba al cuadro legionario en el estadio El Cobre.

Juntos, Gabo y Maximiliano, se embarcaron en la misión de transformar la manera de alentar durante la temporada 2023. "Empezamos a organizarnos para adornar el estadio del Cobre como nunca antes. Dedicamos gran parte de nuestro cuarto medio a eso", relata Maximiliano, recordando anécdotas como la de su compañero Mateo, quien viajó a ver a Cobresal contra O'Higgins dos días antes de rendir la PAES. Aunque el equipo no logró el campeonato ese año, su esfuerzo tuvo un momento cúlmine en el partido contra Universidad de Chile, donde lograron llevar extintores para el recibimiento del equipo, "algo único que se veía muy lejano". Esta dedicación no pasó desapercibida, recibiendo el reconocimiento del club e incluso la camiseta del jugador Nelson Sepúlveda como agradecimiento.

La pasión de Gabo trascendió fronteras, llegando a acompañar a Cobresal hasta Sao Paulo en una de sus aventuras conjuntas. Gabo partió un 27 de mayo, pero su legado como fiel hincha cobresalino quedó grabado "con letras de cobre" en la historia del club. En el marco del 46° aniversario de Cobresal, y según el testimonio de su amigo grabado tras dicha celebración, se proclamó oficialmente el 27 de mayo –día de la partida de Gabriel– como el Día del Hincha Cobresalino. Un tributo perenne al amor, la pasión y la dedicación de Gabo por su club. Desde Minuto 90, extendemos un abrazo a todos los hinchas mineros y celebramos que el recuerdo de Gabo Ortiz viva por siempre e inspire a las nuevas generaciones.

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Beausejour y la revancha personal que se celebra en silencio

Hay momentos en la carrera de un futbolista que no aparecen en los titulares, pero que lo cambian todo. Jean Beausejour vivió uno de esos instantes cuando, en plena concentración con la Selección Chilena, se enteró de que finalmente iba a ser titular. No era un partido cualquiera, no era una alineación más. Era la confirmación de que el trabajo, muchas veces silencioso y fuera de foco, finalmente había rendido frutos.

“Yo le había dicho a un par de compañeros que iba a jugar”, confesó tiempo después. Pero su reacción no fue de euforia ni de alegría desbordada. Fue de determinación. “No me vengan a abrazar ahora”, soltó. Porque Beausejour sabía que el fútbol está lleno de momentos en que se aplaude tarde, cuando la convicción ya viene de antes.

El lateral izquierdo, símbolo de la Generación Dorada, siempre tuvo una relación especial con la Roja. Con dos Mundiales encima, títulos con la camiseta de Chile y una carrera forjada con esfuerzo, su recorrido ha sido más de constancia que de flashes. Y en ese partido, cuando todos esperaban a otro, él demostró que todavía estaba para competir al más alto nivel.

Ese “no me vengan a abrazar ahora” no fue un desprecio. Fue una sentencia. Un mensaje para quienes dudan, para quienes aplauden solo cuando el éxito ya es evidente. Porque Beausejour nunca necesitó aprobación externa para rendir. Su motivación venía de adentro, de ese fuego que arde en los verdaderos profesionales.

En tiempos donde las carreras se construyen a golpe de viralizaciones y marketing, Beausejour nos recuerda que el fútbol sigue premiando a los que no bajan los brazos. A los que se preparan cuando nadie los ve. A los que hablan menos y corren más.

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Bilardo: la mente maestra que cambió la historia del fútbol argentino

Carlos Salvador Bilardo no fue simplemente un entrenador. Fue una mente brillante, un estratega que entendió el fútbol como pocos y que marcó a fuego a generaciones de jugadores y entrenadores. Su legado trasciende títulos: vive en la forma de jugar, de pensar y de sentir este deporte.

En 1986, llevó a la selección argentina a lo más alto del planeta. Su sociedad con Diego Maradona es una de las más legendarias del fútbol mundial. Pero más allá del campeonato, lo que dejó fue una manera de entender el juego: obsesiva, táctica, inteligente. Con Bilardo, nada quedaba al azar. Cada detalle contaba, cada movimiento tenía un porqué.

Sus métodos fueron cuestionados por muchos y celebrados por otros tantos. No era un técnico convencional. Podía hablar de alineaciones en una boda o cambiar un esquema en plena madrugada. Vivía para el fútbol, y el fútbol vivía en él. Desde el Estudiantes campeón de América en los años 60 hasta su obra maestra en México 86, su sello fue inconfundible.

Lo llamaban “el Doctor”, no solo por su título en medicina, sino por la precisión quirúrgica con la que diseccionaba los partidos. Cada jugada tenía detrás horas de estudio, cada resultado era producto de un plan meticulosamente ejecutado.

En tiempos donde el espectáculo muchas veces se impone a la táctica, recordar a Bilardo es volver a las raíces de un fútbol pensado, estudiado y apasionado. Su influencia sigue presente en nombres como Diego Simeone, Néstor Pekerman y tantos otros que bebieron de su sabiduría.

Carlos Salvador Bilardo no solo ganó una Copa del Mundo. Ganó el respeto eterno de quienes entienden que, en el fútbol, la cabeza es tan importante como los pies.