¡Feliz Cumple Bose! Sus Goles Mundiales

¡Feliz Cumple Bose! Sus Goles Mundiales

El domingo, el fútbol chileno estuvo de fiesta celebrando los 41 años de Jean Beausejour, un nombre inscrito con letras doradas en la historia de La Roja. El carrilero zurdo, recordado por su entrega y polifuncionalidad, ostenta un récord único: es el único jugador chileno en marcar goles en dos Copas del Mundo distintas, un hito que desató la algarabía de todo un país.

En una recordada conversación con Cristián Arcos en el programa Reino Fútbol de Minuto 90, "Bose" rememoró la intimidad de esas conquistas. Sobre el tanto ante Honduras en Sudáfrica 2010, el primero de Chile en ese Mundial, confesó una curiosa anécdota con sus compañeros: "Yo le había dicho a un par de compañeros que iba a hacer un gol, no me habían creído... Siempre jodíamos con respecto a la incapacidad mía en este caso, que tenía poco gol. Entonces yo les dije 'no me vengan a abrazar ahora'", relató sobre su particular celebración.

Cuatro años más tarde, en Brasil 2014, la historia se repitió ante Australia, con un gol que selló la victoria chilena. Esta vez, la emoción fue distinta. "Sí, porque los niños estaban más grandes, sobre todo el mayor se daba cuenta de la trascendencia de un gol en el Mundial. Tenía 30 años", explicó Beausejour. La incertidumbre sobre el futuro también influyó: "Uno no sabe si va a volver a jugar otro Mundial y mira la vuelta de la vida. No volvimos (...) fue muy emotivo ese gol".

A pesar de su característica autocrítica y de reconocer que "no tenía mucho gol", el exseleccionado valora enormemente este logro personal. "Cuando me dicen 'oh, hiciste goles en dos Mundiales', es un motivo de orgullo gigantesco (...) hacerlo en Mundiales consecutivos, la verdad que es de las cosas que me llevo para la casa en esos años de carrera, porque es un hito la verdad, por lo menos súper importante para mí", sentenció.

Un doblete mundialista que, sin duda, forma parte de los momentos más alegres del fútbol chileno. ¿Cuál de los dos tantos gritaste con más fuerza?

Revive la conversación completa de Jean Beausejour con Cristián Arcos en Reino Fútbol. El capítulo completo ya está disponible en el canal de YouTube de Minuto 90.

El domingo, el fútbol chileno estuvo de fiesta celebrando los 41 años de Jean Beausejour, un nombre inscrito con letras doradas en la historia de La Roja. El carrilero zurdo, recordado por su entrega y polifuncionalidad, ostenta un récord único: es el único jugador chileno en marcar goles en dos Copas del Mundo distintas, un hito que desató la algarabía de todo un país.

En una recordada conversación con Cristián Arcos en el programa Reino Fútbol de Minuto 90, "Bose" rememoró la intimidad de esas conquistas. Sobre el tanto ante Honduras en Sudáfrica 2010, el primero de Chile en ese Mundial, confesó una curiosa anécdota con sus compañeros: "Yo le había dicho a un par de compañeros que iba a hacer un gol, no me habían creído... Siempre jodíamos con respecto a la incapacidad mía en este caso, que tenía poco gol. Entonces yo les dije 'no me vengan a abrazar ahora'", relató sobre su particular celebración.

Cuatro años más tarde, en Brasil 2014, la historia se repitió ante Australia, con un gol que selló la victoria chilena. Esta vez, la emoción fue distinta. "Sí, porque los niños estaban más grandes, sobre todo el mayor se daba cuenta de la trascendencia de un gol en el Mundial. Tenía 30 años", explicó Beausejour. La incertidumbre sobre el futuro también influyó: "Uno no sabe si va a volver a jugar otro Mundial y mira la vuelta de la vida. No volvimos (...) fue muy emotivo ese gol".

A pesar de su característica autocrítica y de reconocer que "no tenía mucho gol", el exseleccionado valora enormemente este logro personal. "Cuando me dicen 'oh, hiciste goles en dos Mundiales', es un motivo de orgullo gigantesco (...) hacerlo en Mundiales consecutivos, la verdad que es de las cosas que me llevo para la casa en esos años de carrera, porque es un hito la verdad, por lo menos súper importante para mí", sentenció.

Un doblete mundialista que, sin duda, forma parte de los momentos más alegres del fútbol chileno. ¿Cuál de los dos tantos gritaste con más fuerza?

Revive la conversación completa de Jean Beausejour con Cristián Arcos en Reino Fútbol. El capítulo completo ya está disponible en el canal de YouTube de Minuto 90.

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Bilardo: la mente maestra que cambió la historia del fútbol argentino

Carlos Salvador Bilardo no fue simplemente un entrenador. Fue una mente brillante, un estratega que entendió el fútbol como pocos y que marcó a fuego a generaciones de jugadores y entrenadores. Su legado trasciende títulos: vive en la forma de jugar, de pensar y de sentir este deporte.

En 1986, llevó a la selección argentina a lo más alto del planeta. Su sociedad con Diego Maradona es una de las más legendarias del fútbol mundial. Pero más allá del campeonato, lo que dejó fue una manera de entender el juego: obsesiva, táctica, inteligente. Con Bilardo, nada quedaba al azar. Cada detalle contaba, cada movimiento tenía un porqué.

Sus métodos fueron cuestionados por muchos y celebrados por otros tantos. No era un técnico convencional. Podía hablar de alineaciones en una boda o cambiar un esquema en plena madrugada. Vivía para el fútbol, y el fútbol vivía en él. Desde el Estudiantes campeón de América en los años 60 hasta su obra maestra en México 86, su sello fue inconfundible.

Lo llamaban “el Doctor”, no solo por su título en medicina, sino por la precisión quirúrgica con la que diseccionaba los partidos. Cada jugada tenía detrás horas de estudio, cada resultado era producto de un plan meticulosamente ejecutado.

En tiempos donde el espectáculo muchas veces se impone a la táctica, recordar a Bilardo es volver a las raíces de un fútbol pensado, estudiado y apasionado. Su influencia sigue presente en nombres como Diego Simeone, Néstor Pekerman y tantos otros que bebieron de su sabiduría.

Carlos Salvador Bilardo no solo ganó una Copa del Mundo. Ganó el respeto eterno de quienes entienden que, en el fútbol, la cabeza es tan importante como los pies.

El legado de Sócrates: cuando el fútbol también fue revolución

No todos los ídolos se construyen a partir de títulos. Algunos lo hacen desde la conciencia, desde la valentía, desde la historia. Sócrates, el “Doctor”, fue uno de esos. Un jugador que no solo fue símbolo de talento dentro de la cancha, sino también de resistencia fuera de ella.

En plena dictadura militar en Brasil, mientras el país vivía tiempos oscuros, Sócrates lideró un movimiento inédito en el fútbol profesional: la Democracia Corinthiana. En un mundo donde el jugador solía ser objeto de decisiones ajenas, el “Doctor” y sus compañeros impulsaron una forma de autogobierno al interior del club Corinthians. Cada voto valía lo mismo: desde la estrella del equipo hasta el utilero. Entrenar o no entrenar, concentrar o no concentrar, fichajes, decisiones estratégicas: todo se decidía democráticamente.

Pero lo que comenzó como una forma interna de organización, pronto se convirtió en una bandera. Sócrates utilizó su voz, su prestigio y su inteligencia para enviar un mensaje: el fútbol también puede ser una plataforma de cambio. En un país censurado, el Corinthians se convirtió en símbolo de libertad.

Las camisetas negras llevaban inscritas frases como “Democracia” y los jugadores alzaban sus puños en alto antes de cada partido. En las tribunas, miles de brasileños encontraron un espacio para expresar lo que no podían decir en las calles. Y Sócrates era el rostro de esa revolución.

Podría haberse ido a Europa, pero se quedó. Porque entendía que su lugar estaba ahí, donde el fútbol podía servir para algo más que ganar partidos. Y aunque nunca levantó una Copa del Mundo, su legado es aún más profundo.

Hoy, cuando se habla de activismo en el deporte, cuando los jugadores se manifiestan por justicia, por equidad, por dignidad, hay que mirar hacia atrás. Y ahí estará Sócrates, con su cabeza levantada, con su brazalete al brazo, recordándonos que un gol puede valer mucho, pero una idea clara puede cambiarlo todo.

El legado de Sócrates no se mide en trofeos. Se mide en conciencia. Y sigue más vivo que nunca.