Emotivo: Abuelito fan de la U es viral

Emotivo: Abuelito fan de la U es viral

Un emotivo registro se ha vuelto viral en redes sociales, enterneciendo a los fanáticos del fútbol. El protagonista es un abuelito hincha de Universidad de Chile, cuya alegría al ver jugar a su equipo fue capturada en un video que rápidamente se difundió.

El clip, originalmente compartido por la usuaria de TikTok @tfrancisca1, llega en un contexto donde la U celebra un triunfo, y muestra la pura felicidad del fanático. "SI ÉL ES FELIZ, YO SOY FELIZ 🥹", señala la descripción que acompaña las imágenes, destacando la conexión familiar y la pasión por el club.

La publicación subraya que, más allá de los colores, la escena es algo con lo que muchos pueden sentirse identificados, generando una ola de reacciones positivas y demostrando el profundo lazo que une a los hinchas con sus equipos y familias a través del deporte.

Un emotivo registro se ha vuelto viral en redes sociales, enterneciendo a los fanáticos del fútbol. El protagonista es un abuelito hincha de Universidad de Chile, cuya alegría al ver jugar a su equipo fue capturada en un video que rápidamente se difundió.

El clip, originalmente compartido por la usuaria de TikTok @tfrancisca1, llega en un contexto donde la U celebra un triunfo, y muestra la pura felicidad del fanático. "SI ÉL ES FELIZ, YO SOY FELIZ 🥹", señala la descripción que acompaña las imágenes, destacando la conexión familiar y la pasión por el club.

La publicación subraya que, más allá de los colores, la escena es algo con lo que muchos pueden sentirse identificados, generando una ola de reacciones positivas y demostrando el profundo lazo que une a los hinchas con sus equipos y familias a través del deporte.

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Toda la vida en el estadio: la hincha azul de 90 años

Para Inés Martínez, aún con sus 90 años, nada levanta pasiones como la Universidad de Chile.

No todos los equipos despiertan una pasión que resiste el paso del tiempo, los fracasos deportivos y los años sin títulos. Pero la U no es cualquier equipo. Es una bandera. Un sentimiento que va mucho más allá del resultado del fin de semana, sino pregúntenle a Inés en cada estadio que juegan los azules.

Para muchos hinchas azules, la frase “de la U aunque gane” no es ironía. Es convicción. Es una forma de asumir que el amor por los colores no está condicionado por los puntos en la tabla. Porque ser de la U es creer incluso cuando la historia reciente no acompaña.

La U no ha tenido una década fácil. Títulos esquivos, procesos rotos, promesas incumplidas. Y sin embargo, cada domingo, miles de personas visten la camiseta con el mismo orgullo de siempre. Hay algo en ese vínculo que no se explica con números: se explica con identidad.

El hincha de la U tiene memoria. Recuerda las gestas épicas de los 90, el histórico 2011, los goles de Rivarola, las atajadas de Johnny, la entrega de Osvaldo González, el fútbol de Charles Aránguiz. Pero también recuerda las caídas, las finales perdidas, los años de sufrimiento. Y sigue ahí.

Porque más que un club, la U es una forma de vivir el fútbol. Con pasión, con nervio, con corazón. Sin importar si se gana o se pierde. Lo que importa es estar. Acompañar. Creer.

En una época en que muchas hinchadas se definen por el éxito, la U conserva algo romántico: la idea de que ser hincha es incondicional. Y en eso, tal vez, reside su grandeza.

De la U, aunque gane. Aunque suene absurdo. Aunque parezca al revés. Porque para quien creció amando a la U, no hay resultado que defina ese amor. Solo el orgullo de seguir ahí, siempre.

El verdadero 'quién pudiera': el legado de un distinto

Hay jugadores que, incluso después del retiro, siguen generando admiración. No por nostalgia vacía, sino porque dejaron huella. Porque hicieron del fútbol algo más que correr detrás de una pelota. Porque jugaron con clase, con inteligencia, con elegancia. De esos hay pocos. Y uno de ellos es quien inspira este "quién pudiera": Thierry Henry.

Es cosa de ver la reacción de Cecilio Waterman con el "Mimo" cuando anota por Panamá ante Estados Unidos. Es la reacción al ver a un ídolo.

Se retiró hace poco, pero su nombre todavía aparece en conversaciones de pasillo, en análisis tácticos, en recuerdos de hinchas que valoran lo sutil, lo fino, lo inteligente. Su forma de jugar hablaba por sí sola: lectura del juego impecable, pases quirúrgicos, personalidad serena pero influyente.

No se trata solo de un exjugador. Se trata de una forma de entender el fútbol. De una generación que creció viéndolo como ejemplo, dentro y fuera del campo. Porque no solo marcaba diferencias con la pelota, también con su manera de convivir con el grupo, con su humildad, con su profesionalismo.

Y ahí está lo bonito de esta historia: que incluso después del último partido, sigue inspirando. Porque algunos nacen para jugar al fútbol, y otros nacen para hacerlo mejor.

El verdadero "quién pudiera" no es envidia. Es respeto. Es admiración. Es legado.