El emotivo abrazo de Bravo y Alexis

El emotivo abrazo de Bravo y Alexis

Un gesto que vale más que mil palabras. En medio de un presente complicado para la Selección Chilena, una imagen ha tocado la fibra de los hinchas: el emotivo abrazo entre dos históricos de Lla Roja, Claudio Bravo y Alexis Sánchez. “ME ENTRÓ ALGO AL OJO”, resume el sentir popular ante este momento capturado en video.

El histórico capitán y el legendario delantero no estuvieron en la cancha, pero eso no nos impide emocionarnos por el solo hecho de verlos juntos y sonrientes.

El fotógrafo @paredes.fotografo fue el encargado de inmortalizar este instante, que rápidamente se viralizó. La publicación original incluso se cierra con una nota de humor, preguntando: “¿LE HABRÁ PREGUNTADO POR GUNDOGAN?”. Un detalle que saca una sonrisa, pero que no opaca la potencia del abrazo fraterno.

Un gesto que vale más que mil palabras. En medio de un presente complicado para la Selección Chilena, una imagen ha tocado la fibra de los hinchas: el emotivo abrazo entre dos históricos de Lla Roja, Claudio Bravo y Alexis Sánchez. “ME ENTRÓ ALGO AL OJO”, resume el sentir popular ante este momento capturado en video.

El histórico capitán y el legendario delantero no estuvieron en la cancha, pero eso no nos impide emocionarnos por el solo hecho de verlos juntos y sonrientes.

El fotógrafo @paredes.fotografo fue el encargado de inmortalizar este instante, que rápidamente se viralizó. La publicación original incluso se cierra con una nota de humor, preguntando: “¿LE HABRÁ PREGUNTADO POR GUNDOGAN?”. Un detalle que saca una sonrisa, pero que no opaca la potencia del abrazo fraterno.

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Beausejour y la revancha personal que se celebra en silencio

Hay momentos en la carrera de un futbolista que no aparecen en los titulares, pero que lo cambian todo. Jean Beausejour vivió uno de esos instantes cuando, en plena concentración con la Selección Chilena, se enteró de que finalmente iba a ser titular. No era un partido cualquiera, no era una alineación más. Era la confirmación de que el trabajo, muchas veces silencioso y fuera de foco, finalmente había rendido frutos.

“Yo le había dicho a un par de compañeros que iba a jugar”, confesó tiempo después. Pero su reacción no fue de euforia ni de alegría desbordada. Fue de determinación. “No me vengan a abrazar ahora”, soltó. Porque Beausejour sabía que el fútbol está lleno de momentos en que se aplaude tarde, cuando la convicción ya viene de antes.

El lateral izquierdo, símbolo de la Generación Dorada, siempre tuvo una relación especial con la Roja. Con dos Mundiales encima, títulos con la camiseta de Chile y una carrera forjada con esfuerzo, su recorrido ha sido más de constancia que de flashes. Y en ese partido, cuando todos esperaban a otro, él demostró que todavía estaba para competir al más alto nivel.

Ese “no me vengan a abrazar ahora” no fue un desprecio. Fue una sentencia. Un mensaje para quienes dudan, para quienes aplauden solo cuando el éxito ya es evidente. Porque Beausejour nunca necesitó aprobación externa para rendir. Su motivación venía de adentro, de ese fuego que arde en los verdaderos profesionales.

En tiempos donde las carreras se construyen a golpe de viralizaciones y marketing, Beausejour nos recuerda que el fútbol sigue premiando a los que no bajan los brazos. A los que se preparan cuando nadie los ve. A los que hablan menos y corren más.

Y en silencio, como tantas veces, volvió a ganarse el respeto de todos.

Como en los viejos tiempos: Pirlo y el eterno arte de patear un tiro libre

Hay jugadores que no necesitan presentación. Basta verlos pararse frente a un balón detenido para saber que algo especial está por ocurrir. Andrea Pirlo es uno de ellos.

Esta semana, una imagen recorrió las redes: un tiro libre ejecutado con maestría, sin carreras innecesarias, sin trucos modernos. Solo talento puro. El balón se eleva por sobre la barrera y se cuela en el ángulo con esa curva lenta y elegante que tanto lo caracterizó. El estadio, aunque sea en un amistoso, se rinde ante la magia.

No es un partido oficial. Ni siquiera una competencia de alto nivel. Pero no importa. Porque cuando el fútbol se convierte en arte, el contexto es secundario. Lo que vimos fue un guiño al pasado, un momento que recordó por qué Pirlo marcó una época.

El gol fue ante Tottenham Hotspur, vistiendo la camiseta de su querido AC Milan en un partido de leyendas. Y aunque las piernas ya no se muevan como antes, el cerebro sigue siendo el mismo. Esa lectura del juego, esa ejecución quirúrgica. Como si el tiempo no pasara.

Pirlo fue mucho más que un mediocampista elegante. Fue un arquitecto en medio del caos. Un jugador que hacía simple lo complejo. Que transformó los tiros libres en pinceladas. Y ver que, incluso hoy, puede repetirlo con esa naturalidad, nos recuerda por qué lo admiramos.

Este tipo de momentos conectan con la nostalgia. Con los domingos de Serie A en la televisión, con los penales a lo Panenka en Mundiales, con el mediocampo de Italia que tocaba como si jugara al ajedrez.

En tiempos de intensidad desbordante, de transiciones eléctricas y pressing asfixiante, ver a Pirlo volver a hacer lo suyo es un regalo. Un suspiro. Un homenaje al fútbol pensado, pausado y preciso.

Como en los viejos tiempos. Y ojalá no sea la última vez.