Chile vs. Brasil: ¿Se rompe la pesadilla?

Chile vs. Brasil: ¿Se rompe la pesadilla?

En su columna para Minuto 90, Jorge Gómez, "Pelotazo", aborda el siempre complejo historial de enfrentamientos entre La Roja y Brasil. Para cualquier selección, medirse ante el Scratch es un desafío, pero para Chile se ha convertido en una verdadera "pesadilla" que ha dejado una larga estela de penas y frustraciones.

Hablar de Chile ante Brasil es hablar de sueños rotos. Gómez repasa los momentos más dolorosos, recordando cómo la Verdeamarela se cruzó en el camino de La Roja en momentos clave de los Mundiales de 1962, 1998, 2010 y 2014. El recuerdo más vivo y terrible es, sin duda, el "palo de Pinilla" en Brasil 2014, un instante que simboliza la sensación de haber estado a centímetros de la gloria.

El historial negativo no se limita a las Copas del Mundo. En Clasificatorias, los recuerdos son igual de amargos: desde el infame "Maracanazo" de 1989 hasta la dolorosa eliminación camino a Rusia 2018, que terminó con el "camarín roto" y un proceso que se fue "a la cresta". Incluso en momentos de ilusión, como el empate transitorio 2-2 con un golazo de "Chupete" Suazo rumbo a Sudáfrica 2010, el resultado final fue una derrota por 4-2.

Sin embargo, como recalca "Pelotazo", la historia siempre ofrece una nueva oportunidad. Hoy, un grupo de jóvenes jugadores tiene la misión de cambiar el destino y demostrarle al técnico Nicolás Córdova que están capacitados para pelear por un puesto en el próximo proceso mundialista. En el contexto actual, "un punto vale oro", ya que significaría una prueba de carácter de cara a la clasificación para el Mundial de 2030.

Y tú, ¿le tienes fe hoy a La Roja? ¡Comenta con nosotros y sigue a Minuto 90 en todas nuestras redes sociales! Ojalá esta noche podamos decir: "Ahí quedó Brasil".

En su columna para Minuto 90, Jorge Gómez, "Pelotazo", aborda el siempre complejo historial de enfrentamientos entre La Roja y Brasil. Para cualquier selección, medirse ante el Scratch es un desafío, pero para Chile se ha convertido en una verdadera "pesadilla" que ha dejado una larga estela de penas y frustraciones.

Hablar de Chile ante Brasil es hablar de sueños rotos. Gómez repasa los momentos más dolorosos, recordando cómo la Verdeamarela se cruzó en el camino de La Roja en momentos clave de los Mundiales de 1962, 1998, 2010 y 2014. El recuerdo más vivo y terrible es, sin duda, el "palo de Pinilla" en Brasil 2014, un instante que simboliza la sensación de haber estado a centímetros de la gloria.

El historial negativo no se limita a las Copas del Mundo. En Clasificatorias, los recuerdos son igual de amargos: desde el infame "Maracanazo" de 1989 hasta la dolorosa eliminación camino a Rusia 2018, que terminó con el "camarín roto" y un proceso que se fue "a la cresta". Incluso en momentos de ilusión, como el empate transitorio 2-2 con un golazo de "Chupete" Suazo rumbo a Sudáfrica 2010, el resultado final fue una derrota por 4-2.

Sin embargo, como recalca "Pelotazo", la historia siempre ofrece una nueva oportunidad. Hoy, un grupo de jóvenes jugadores tiene la misión de cambiar el destino y demostrarle al técnico Nicolás Córdova que están capacitados para pelear por un puesto en el próximo proceso mundialista. En el contexto actual, "un punto vale oro", ya que significaría una prueba de carácter de cara a la clasificación para el Mundial de 2030.

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Una generación que no se olvida

En el fútbol hay momentos que marcan algo más que una era. Marcan una forma de sentir, de vivir y de creer. Y en Chile, esa marca lleva nombres inolvidables, jugadas inmortales y copas que todavía hacen eco en la memoria colectiva. La llamada Generación Dorada no solo fue exitosa. Fue, por muchos años, el alma misma del país futbolero.

Hoy el presente duele. La tabla no engaña: Chile está último, y los tiempos de gloria parecen cada vez más lejanos. Pero esa tristeza no es solo por los puntos perdidos. Es porque alguna vez estuvimos en la cima, y recordarlo aún remueve emociones profundas.

Aquellos años no fueron simples estadísticas. Fueron parte de la identidad de un pueblo. Las calles pintadas de rojo, los niños soñando con ser Alexis o Bravo, las noches eternas celebrando los penales de Copa América. Todo eso sigue vivo, aunque el presente sea otro.

En esos años, el fútbol fue el lenguaje común de todo un país. Nos unió en una sola voz, en una sola camiseta, en una sola pasión. Ver jugar a Chile era ver a una generación que se jugaba la vida en cada balón, que transformaba cada partido en una batalla y cada victoria en un desahogo nacional.

Y aunque hoy ya no estén todos en la cancha, su legado sigue intacto. En los hinchas, en los niños, en los que aún creen. Porque una generación que logró todo no se olvida fácilmente. Porque marcaron un antes y un después. Porque nos enseñaron a creer en grande.

Quizás pasen años antes de que se repita una historia como esa. Pero mientras sigamos recordándolos, mientras cada conversación futbolera vuelva a ellos, mientras el corazón se apriete con solo evocarlos, su historia seguirá siendo nuestra.

Esa generación no fue solo campeona. Fue inmortal.

Menos chimuchina, más acción: el mensaje de Beausejour

En momentos en que el fútbol chileno vive una de sus etapas más confusas, con críticas que llegan desde todos los frentes y con resultados que no acompañan, hay voces que prefieren ir directo al grano. Y una de ellas fue la de Jean Beausejour, quien sin pelos en la lengua lanzó un mensaje que resume lo que muchos piensan: menos chimuchina, más acción.

El exseleccionado nacional, referente de la Generación Dorada y actual comentarista, no se quedó en lugares comunes ni frases decorativas. Su diagnóstico fue claro: la Selección Chilena necesita cambios profundos, y los necesita ya. No basta con declaraciones optimistas ni con diagnósticos repetidos. Se necesita valentía. Se necesita hacer ajustes reales en nombres, esquemas y mentalidades.

La crítica apunta a un problema estructural: se ha hablado demasiado, se ha polemizado hasta el cansancio, pero el rendimiento en cancha no ha mejorado. Y eso, a juicio de muchos, solo se revierte con decisiones difíciles. Dejar de pensar en el pasado glorioso y enfrentar el presente con la crudeza que merece.

El mensaje cala hondo porque viene de alguien que lo vivió desde dentro. Beausejour no habla desde la tribuna, habla desde la experiencia. Desde los vestuarios donde se ganaron Copas América. Desde las derrotas que dolieron y las victorias que unieron a todo un país. Por eso sus palabras tienen peso.

El público también lo siente. La hinchada está cansada de excusas, de discursos vacíos. Quiere ver respuestas en la cancha. Quiere volver a creer.

Y para eso, tal como dijo Bose, hay que cortar con la chimuchina. Es tiempo de mirar al frente, tomar decisiones valientes y volver a construir desde el juego.

Porque si algo le falta hoy a la Roja, no es pasión. Es claridad. Y mucha, mucha acción.