¿A dónde se va la plata de Huachipato?

¿A dónde se va la plata de Huachipato?

En una nueva columna para Minuto 90, Cristián Arcos desmenuza la increíble y polémica situación que afecta a Huachipato. Una figura contractual que, si bien es legal, ha generado indignación: durante los próximos años, cualquier ingreso por la venta de jugadores del club no irá a las arcas de la institución, sino que a sus antiguos controladores.

Arcos explica el origen de esta situación. Cuando el grupo liderado por Marcelo Rosenblut adquirió el club, lo hizo mediante dos fórmulas: un crédito externo y un valor adicional que se pagaría con las futuras transferencias de futbolistas. Quienes controlan el cobro de este monto son, precisamente, los excontroladores del equipo siderúrgico, Victoriano Cerda y Marcelo Pesce.

Esto significa que hasta el año 2029, o hasta que se cubra la cuota acordada, el dinero de las ventas de jugadores irá directamente a Cerda y Pesce. Un ejemplo concreto es el de Walter Mazzantti, por quien Huachipato recibió parte de los 3.5 millones de dólares de su traspaso desde Huracán a Independiente, dinero que en su mayoría fue a los exdueños. Lo mismo ocurrirá con eventuales traspasos de figuras como Felipe Loyola o Javier Altamirano.

Aunque el mecanismo está totalmente normado y no es ilegal, Arcos lo describe como una de las "grietas que tiene este sistema de controladores" en el fútbol chileno. Una "aberrante figura" que, al estar amparada por el marco legal, podría replicarse en cualquier otro club del país.

En una nueva columna para Minuto 90, Cristián Arcos desmenuza la increíble y polémica situación que afecta a Huachipato. Una figura contractual que, si bien es legal, ha generado indignación: durante los próximos años, cualquier ingreso por la venta de jugadores del club no irá a las arcas de la institución, sino que a sus antiguos controladores.

Arcos explica el origen de esta situación. Cuando el grupo liderado por Marcelo Rosenblut adquirió el club, lo hizo mediante dos fórmulas: un crédito externo y un valor adicional que se pagaría con las futuras transferencias de futbolistas. Quienes controlan el cobro de este monto son, precisamente, los excontroladores del equipo siderúrgico, Victoriano Cerda y Marcelo Pesce.

Esto significa que hasta el año 2029, o hasta que se cubra la cuota acordada, el dinero de las ventas de jugadores irá directamente a Cerda y Pesce. Un ejemplo concreto es el de Walter Mazzantti, por quien Huachipato recibió parte de los 3.5 millones de dólares de su traspaso desde Huracán a Independiente, dinero que en su mayoría fue a los exdueños. Lo mismo ocurrirá con eventuales traspasos de figuras como Felipe Loyola o Javier Altamirano.

Aunque el mecanismo está totalmente normado y no es ilegal, Arcos lo describe como una de las "grietas que tiene este sistema de controladores" en el fútbol chileno. Una "aberrante figura" que, al estar amparada por el marco legal, podría replicarse en cualquier otro club del país.

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De la Iglesia: Del trauma en el Monumental al regreso

En el más reciente capítulo de Reino Fútbol, conducido por Cristián Arcos, el comunicador Eduardo de la Iglesia compartió una emotiva y cruda reflexión sobre su experiencia durante el "fatídico 10 de abril" en el Estadio Monumental y cómo este evento impactó profundamente su sentir como hincha de Colo Colo.

De la Iglesia relató la tristeza y rabia que lo embargaron tras los incidentes. "Yo tenía muy pocas ganas de volver al estadio después de eso. El 10 de abril fue la tragedia del Monumental", confesó, describiendo el día como "el triunfo de la violencia que tiene secuestrado el fútbol". El comunicador vinculó estos hechos a problemas estructurales en el club albo, mencionando dificultades durante la pretemporada del Centenario, como la falta de acuerdo en los premios y una directiva dividida. "Tan grande la división que hay en Colo Colo estructuralmente, que es imposible que estas cosas no terminen pasando", lamentó.

El impacto personal fue aún mayor al vivir los disturbios –que incluyeron vidrios rotos e invasión de la cancha– junto a uno de sus hijos. "Mi primera sensación fue de no vuelvo más al estadio. Dije no vuelvo más, menos con los niños. Él se puso a llorar, estaba muy asustado", narró. Sin embargo, con el paso de las semanas y la insistencia de sus hijos, el sentimiento colocolino pudo más. "Pasa la pena, pasa la rabia... y este domingo volví. Es que igual uno lo siente que es su casa", admitió.

Su regreso al Monumental fue una experiencia redentora: "Fue perfecto, y ganamos y todo bien, y puro canto, pura fiesta. Fue como volver al estadio de antes". A pesar de la alegría del reencuentro, De la Iglesia reconoció una inquietud persistente: "El problema es que uno está con la siempre la duda de cuánto va a durar".

La conversación completa con Eduardo de la Iglesia, donde profundiza sobre este y otros temas, ya está disponible en el canal de YouTube de Minuto 90.

Chile pierde ante Paraguay y se encienden las alarmas

Gareca se equivoca otra vez

Por Renzo Luvecce

La Roja no levanta cabeza. En un duelo clave para medir el pulso del nuevo proceso, Chile cayó ante Paraguay y dejó más dudas que certezas. El resultado no solo golpea el ánimo del equipo, también enciende las alarmas de cara a lo que viene: el inicio de la Copa América.

Bajo la dirección de Ricardo Gareca, la selección chilena intenta reconstruirse, pero la derrota ante los guaraníes deja sensaciones preocupantes. No hubo ideas claras, el equipo lució desconectado, falto de profundidad y sin liderazgo visible en el campo.

Más allá del marcador, lo que más inquieta es la falta de identidad. Esa que en otros tiempos marcaba diferencias, hoy parece diluirse partido a partido. Gareca, un técnico reconocido por imprimir carácter y orden a sus equipos, aún no logra encontrar una fórmula que saque lo mejor de esta generación en transición.

El tiempo apremia. La Copa América está a la vuelta de la esquina, y Chile no puede permitirse llegar sin confianza ni funcionamiento. El margen de error es mínimo, y los próximos días serán clave para ajustar piezas y recuperar la convicción.

Mientras tanto, la hinchada observa con escepticismo. Porque cuando se pierde, todo se cuestiona: el sistema, los nombres, las decisiones. Pero más allá del ruido, hay una verdad que se impone: Chile necesita reaccionar. Y rápido.

Porque en este momento, más que nunca, estamos al horno.