Arancibia sin filtro: "Gareca fue un vago"

Arancibia sin filtro: "Gareca fue un vago"

En un nuevo capítulo del programa Reino Fútbol, conducido por Cristián Arcos, el invitado fue Eduardo "Pollo" Arancibia, ex campeón con Universidad de Chile, Universidad Católica y Cobreloa. Durante la conversación, el exdelantero no se guardó nada y lanzó una dura crítica al fallido proceso de Ricardo Gareca al mando de la Selección Chilena.

Consultado sobre el paso del "Tigre" por La Roja, Arancibia fue categórico. "Lo que yo veo de afuera y algunos que me comentaron que estuvieron ahí, es que fue un vago que no trabajaba, que no iba a los partidos", sentenció. Además, cuestionó sus nominaciones: "nombró jugadores que no venían jugando en sus equipos, hizo jugar a jugadores en la selección que ni siquiera eran titulares en sus equipos", agregando que la selección debe ser "un premio a lo que tú estás haciendo en tu equipo".

Respecto al éxito que Gareca sí tuvo en Perú, el "Pollo" lo atribuyó a un momento específico. "Yo creo que lo que hizo en Perú, agarró a todos sus jugadores en su mejor momento. Hay técnicos que agarran un veranito de San Juan", explicó. Según el exatacante, el estratega argentino "quiso hacer a lo mejor lo mismo, con las mismas actitudes que tuvo él allá y no le resultó" en Chile.

Finalmente, Arancibia señaló que el camino para la Roja es un cambio profundo. "Tuvimos que haber hecho un proyecto bueno, traer un técnico que viva en Chile y que esté monitoreando los equipos, yendo al estadio y buscando jugadores jóvenes", afirmó, apuntando a la necesidad de un recambio generacional bien planificado para poder volver a competir por un cupo al Mundial.

El capítulo completo de Reino Fútbol con la entrevista a Eduardo "Pollo" Arancibia ya se encuentra disponible en YouTube.

En un nuevo capítulo del programa Reino Fútbol, conducido por Cristián Arcos, el invitado fue Eduardo "Pollo" Arancibia, ex campeón con Universidad de Chile, Universidad Católica y Cobreloa. Durante la conversación, el exdelantero no se guardó nada y lanzó una dura crítica al fallido proceso de Ricardo Gareca al mando de la Selección Chilena.

Consultado sobre el paso del "Tigre" por La Roja, Arancibia fue categórico. "Lo que yo veo de afuera y algunos que me comentaron que estuvieron ahí, es que fue un vago que no trabajaba, que no iba a los partidos", sentenció. Además, cuestionó sus nominaciones: "nombró jugadores que no venían jugando en sus equipos, hizo jugar a jugadores en la selección que ni siquiera eran titulares en sus equipos", agregando que la selección debe ser "un premio a lo que tú estás haciendo en tu equipo".

Respecto al éxito que Gareca sí tuvo en Perú, el "Pollo" lo atribuyó a un momento específico. "Yo creo que lo que hizo en Perú, agarró a todos sus jugadores en su mejor momento. Hay técnicos que agarran un veranito de San Juan", explicó. Según el exatacante, el estratega argentino "quiso hacer a lo mejor lo mismo, con las mismas actitudes que tuvo él allá y no le resultó" en Chile.

Finalmente, Arancibia señaló que el camino para la Roja es un cambio profundo. "Tuvimos que haber hecho un proyecto bueno, traer un técnico que viva en Chile y que esté monitoreando los equipos, yendo al estadio y buscando jugadores jóvenes", afirmó, apuntando a la necesidad de un recambio generacional bien planificado para poder volver a competir por un cupo al Mundial.

El capítulo completo de Reino Fútbol con la entrevista a Eduardo "Pollo" Arancibia ya se encuentra disponible en YouTube.

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Bicampeones de América: ¿con cuántos de ellos te gustaría jugar?

Al mirar hacia atrás, es inevitable sentir que fuimos testigos de algo irrepetible. La generación dorada del fútbol chileno no solo rompió récords. Nos regaló identidad, carácter y una forma única de competir. Hoy, varios de esos nombres ya no están en las nóminas, pero siguen presentes en la memoria colectiva de los hinchas. Y ante la pregunta que nos plantea Pelotazo: “¿Con cuántos de esos bicampeones de América te gustaría jugar?”, la respuesta tiene más emoción que táctica.

Porque no se trata solo de talento. Se trata de mística. De temperamento. De entender el peso de la camiseta. Y esa camada, la que conquistó las Copas América de 2015 y 2016, lo entendió todo.

Claudio Bravo, con su liderazgo sereno y atajadas imposibles, fue el muro que sostuvo más de una hazaña. Gary Medel, símbolo de garra y entrega, jugaba como si cada partido fuera el último. Arturo Vidal, pura potencia, carácter y despliegue. Charles Aránguiz, el silencioso que hacía jugar a todos. Alexis Sánchez, incansable, impredecible, desequilibrante. Y Eduardo Vargas, el que convirtió goles como si fuera lo más simple del mundo.

¿Con cuántos de ellos te gustaría compartir cancha? ¿A quién dejarías afuera? Preguntas imposibles. Porque fueron un equipo de verdad. Se potenciaban entre sí. Se cubrían las espaldas. Se peleaban y se abrazaban con la misma intensidad.

Hoy, que el fútbol chileno busca reconstruirse, la nostalgia por esos bicampeones se vuelve aún más poderosa. No porque vivamos del pasado, sino porque aún no aparece una generación que nos haga olvidar aquella. Y eso habla de lo grande que fueron.

El legado de los bicampeones no está solo en los títulos. Está en la forma en que nos hicieron sentir. En cómo se enfrentaban sin miedo a gigantes. En cómo hicieron que millones creyeran que sí era posible.

¿Con cuántos de ellos jugarías? Tal vez con todos. Porque juntos, escribieron la página más gloriosa del fútbol chileno.

El legado de Sócrates: cuando el fútbol también fue revolución

No todos los ídolos se construyen a partir de títulos. Algunos lo hacen desde la conciencia, desde la valentía, desde la historia. Sócrates, el “Doctor”, fue uno de esos. Un jugador que no solo fue símbolo de talento dentro de la cancha, sino también de resistencia fuera de ella.

En plena dictadura militar en Brasil, mientras el país vivía tiempos oscuros, Sócrates lideró un movimiento inédito en el fútbol profesional: la Democracia Corinthiana. En un mundo donde el jugador solía ser objeto de decisiones ajenas, el “Doctor” y sus compañeros impulsaron una forma de autogobierno al interior del club Corinthians. Cada voto valía lo mismo: desde la estrella del equipo hasta el utilero. Entrenar o no entrenar, concentrar o no concentrar, fichajes, decisiones estratégicas: todo se decidía democráticamente.

Pero lo que comenzó como una forma interna de organización, pronto se convirtió en una bandera. Sócrates utilizó su voz, su prestigio y su inteligencia para enviar un mensaje: el fútbol también puede ser una plataforma de cambio. En un país censurado, el Corinthians se convirtió en símbolo de libertad.

Las camisetas negras llevaban inscritas frases como “Democracia” y los jugadores alzaban sus puños en alto antes de cada partido. En las tribunas, miles de brasileños encontraron un espacio para expresar lo que no podían decir en las calles. Y Sócrates era el rostro de esa revolución.

Podría haberse ido a Europa, pero se quedó. Porque entendía que su lugar estaba ahí, donde el fútbol podía servir para algo más que ganar partidos. Y aunque nunca levantó una Copa del Mundo, su legado es aún más profundo.

Hoy, cuando se habla de activismo en el deporte, cuando los jugadores se manifiestan por justicia, por equidad, por dignidad, hay que mirar hacia atrás. Y ahí estará Sócrates, con su cabeza levantada, con su brazalete al brazo, recordándonos que un gol puede valer mucho, pero una idea clara puede cambiarlo todo.

El legado de Sócrates no se mide en trofeos. Se mide en conciencia. Y sigue más vivo que nunca.