Afganas: las insuficientes señales de la FIFA

Afganas: las insuficientes señales de la FIFA

En su columna, Grace Lazcano aborda la compleja situación de la Selección Femenina de Afganistán y la reciente respuesta de la FIFA ante su imposibilidad de competir internacionalmente. Un pequeño, aunque insuficiente, gesto para las "Leonas afganas" que luchan por volver a las canchas.

Desde la llegada de los talibanes al poder en 2021, muchas futbolistas afganas se vieron forzadas al exilio. El régimen talibán prohíbe a las mujeres la práctica de cualquier deporte, lo que llevó a que la propia Federación de Fútbol de Afganistán no reconozca a su selección femenina. A pesar de que varias jugadoras han continuado sus carreras en países como Australia, Estados Unidos y Portugal, la FIFA se había desentendido, impidiéndoles participar en procesos clasificatorios a mundiales.

Tras una carta enviada por Sports and Rights Alliance, la FIFA respondió este 21 de marzo, señalando que trabaja en una estrategia de apoyo a las futbolistas de Afganistán. Esta estrategia se basa en tres pilares: el apoyo a niñas y mujeres en Afganistán, la diplomacia y la defensa, y el respaldo a las jugadoras afganas que se encuentran fuera del país. Sin embargo, la comunicación de la FIFA no incluye nada específico sobre el reconocimiento de la selección femenina para que pueda competir a nivel internacional, una potestad exclusiva del máximo organismo del fútbol mundial.

Si bien este apoyo es una señal, resulta mínimo considerando que las jugadoras llevan cuatro años esperando un reconocimiento oficial. La FIFA menciona la organización de amistosos internacionales, pero la pregunta persiste: ¿de qué sirven si no existe la expectativa de competir oficialmente como selección? Según informa The Guardian, algunas futbolistas sienten que esta respuesta "ya es demasiado tarde".

En su columna, Grace Lazcano aborda la compleja situación de la Selección Femenina de Afganistán y la reciente respuesta de la FIFA ante su imposibilidad de competir internacionalmente. Un pequeño, aunque insuficiente, gesto para las "Leonas afganas" que luchan por volver a las canchas.

Desde la llegada de los talibanes al poder en 2021, muchas futbolistas afganas se vieron forzadas al exilio. El régimen talibán prohíbe a las mujeres la práctica de cualquier deporte, lo que llevó a que la propia Federación de Fútbol de Afganistán no reconozca a su selección femenina. A pesar de que varias jugadoras han continuado sus carreras en países como Australia, Estados Unidos y Portugal, la FIFA se había desentendido, impidiéndoles participar en procesos clasificatorios a mundiales.

Tras una carta enviada por Sports and Rights Alliance, la FIFA respondió este 21 de marzo, señalando que trabaja en una estrategia de apoyo a las futbolistas de Afganistán. Esta estrategia se basa en tres pilares: el apoyo a niñas y mujeres en Afganistán, la diplomacia y la defensa, y el respaldo a las jugadoras afganas que se encuentran fuera del país. Sin embargo, la comunicación de la FIFA no incluye nada específico sobre el reconocimiento de la selección femenina para que pueda competir a nivel internacional, una potestad exclusiva del máximo organismo del fútbol mundial.

Si bien este apoyo es una señal, resulta mínimo considerando que las jugadoras llevan cuatro años esperando un reconocimiento oficial. La FIFA menciona la organización de amistosos internacionales, pero la pregunta persiste: ¿de qué sirven si no existe la expectativa de competir oficialmente como selección? Según informa The Guardian, algunas futbolistas sienten que esta respuesta "ya es demasiado tarde".

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Hay que cuidar el fútbol: el llamado de quienes aman este juego

Por estos días, donde la polémica, la desinformación y los intereses cruzados parecen tomar protagonismo en el fútbol chileno, una frase vuelve a tomar fuerza: hay que cuidar el fútbol. No se trata de una consigna vacía, sino de un llamado urgente desde dentro del mismo deporte.

Porque el fútbol no solo se juega en la cancha. Se juega en los pasillos de los clubes, en las oficinas de los dirigentes, en las decisiones de los árbitros y en el relato de los medios. Se juega también en la relación con los hinchas, en la credibilidad del torneo, en el respeto por los valores que le dieron sentido a este juego desde sus inicios.

La reflexión es clara: si no se protege el espíritu del fútbol, lo demás pierde valor. Si se privilegia la conveniencia por sobre la justicia deportiva, si se manipula el reglamento según la camiseta, si se debilita la transparencia institucional, el espectáculo termina vaciándose.

Y por eso, figuras del entorno futbolero —jugadores, entrenadores, periodistas— han levantado la voz. No desde la polémica gratuita, sino desde la preocupación real. Porque saben que cuando el fútbol se mancha, pierde su conexión con la gente. Y sin esa conexión, no queda nada.

Cuidar el fútbol es respetar al hincha. Es no banalizar las reglas. Es formar con ética. Es mirar a largo plazo. Es exigir lo mismo a todos. Es entender que detrás de cada partido hay historia, hay esfuerzo, hay comunidad.

Hoy, más que nunca, esa frase debe dejar de ser un eslogan y convertirse en acción. Porque cuidar el fútbol es cuidarnos a todos. A los que jugamos, a los que relatamos, a los que soñamos.

Y si aún hay tiempo, cuidémoslo. Antes de que sea tarde.

Menos chimuchina, más acción: el mensaje de Beausejour

En momentos en que el fútbol chileno vive una de sus etapas más confusas, con críticas que llegan desde todos los frentes y con resultados que no acompañan, hay voces que prefieren ir directo al grano. Y una de ellas fue la de Jean Beausejour, quien sin pelos en la lengua lanzó un mensaje que resume lo que muchos piensan: menos chimuchina, más acción.

El exseleccionado nacional, referente de la Generación Dorada y actual comentarista, no se quedó en lugares comunes ni frases decorativas. Su diagnóstico fue claro: la Selección Chilena necesita cambios profundos, y los necesita ya. No basta con declaraciones optimistas ni con diagnósticos repetidos. Se necesita valentía. Se necesita hacer ajustes reales en nombres, esquemas y mentalidades.

La crítica apunta a un problema estructural: se ha hablado demasiado, se ha polemizado hasta el cansancio, pero el rendimiento en cancha no ha mejorado. Y eso, a juicio de muchos, solo se revierte con decisiones difíciles. Dejar de pensar en el pasado glorioso y enfrentar el presente con la crudeza que merece.

El mensaje cala hondo porque viene de alguien que lo vivió desde dentro. Beausejour no habla desde la tribuna, habla desde la experiencia. Desde los vestuarios donde se ganaron Copas América. Desde las derrotas que dolieron y las victorias que unieron a todo un país. Por eso sus palabras tienen peso.

El público también lo siente. La hinchada está cansada de excusas, de discursos vacíos. Quiere ver respuestas en la cancha. Quiere volver a creer.

Y para eso, tal como dijo Bose, hay que cortar con la chimuchina. Es tiempo de mirar al frente, tomar decisiones valientes y volver a construir desde el juego.

Porque si algo le falta hoy a la Roja, no es pasión. Es claridad. Y mucha, mucha acción.